Para cualquier persona en el mundo su graduación es un momento importante en la vida, pero para Margaret Thome Bekema ha sido muchísimo más que eso. Esta mujer tiene 97 años y tendría que haberse graduado en 1936 en su escuela de Grand Rapids en Michigan, justo al resto de sus compañeros, pero en lugar de hacerlo se vio obligada a dejar los estudios y cuidar de su madre. Ahora 79 años después, Margaret puede presumir de su título.
Feliz, sonriente y muy emocionada, la anciana acudió a un acto de homenaje de su instituto en el que le hicieron entrega de un diploma honorífico. Una iniciativa que se le ocurrió a la hija de uno de sus primos y con la que el centro escolar estuvo de acuerdo y colaboró activamente.
Margaret tenía 17 años cuando tuvo que abandonar sus estudios. Su madre tenía cáncer y su padre la encargó que cuidase de ella y de otros tres hermanos, dos de ellos mucho más jóvenes. Mientras tanto, el hombre trabajaba para sostener a la familia. Así pues, la muchacha dejó el instituto, pero le quedó una espinita clavada que por fin se ha podido sacar de encima casi ocho décadas después.
El certificado para Margaret (AP)
“Tuve que dejar la escuela para cuidar de mi familia”, relató la mujer que añadió que se dedicaba a cocinar, lavar y encargarse de las ropas. “Fue duro, no tenéis ni idea de lo duro que fue. Me encantaba el instituto y tenía un montón de amigos”.
Era además una estudiante modelo con unas notas muy altas, por lo que este título que le acaban de entregar no es solo un premio a sus capacidades, sino también a su dedicación.
“Su vida ha sido sacrificio y servicio. Ha sido una inspiración para nuestra comunidad porque su elección representa todos los valores que nosotros le intentamos enseñar a nuestros niños”, manifestó el director del centro, Greg Deja.
Final feliz para una mujer que ha sido un ejemplo para muchos y que por fin ha podido obtener un certificado que se merecía desde hacía varias décadas.
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