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´Por Ramón Sanchez.
EPO-.Cada cierto tiempo cuando voy a visitar a mi familia hago una entrada a Santiago, una vez allí, me detengo en el área del monumento y desde lo alto observo detenidamente el panorama, debido al peligro que representa entrar al casco urbano de la provincia, prefiero indagar algunas cosas desde ese lugar, lo hago por la difícil situación por la que atraviesan los Cibaeños despues de que de manera sorpresiva quitaran al general Jose Acosta Castellanos, un policía que estaba poniendo orden esa ciudad, pero que después de su partida la criminalidad ha resurgido y la situación se le ha ido de las manos a los que vinieron detrás de él.
.Al preguntarle a una señora de nombre Adagilsa Luna Tavares, una Santiaguera de unos sesenta años que se gana la vida vendiendo golosina por las calles de la ciudad corazón, por la situación que atraviesan los santiagueros reacciono de esta manera, a mi nadie me venga con guiri-guiri ese era el hombre que queríamos, aquí nadie estuvo de acuerdo cuando lo quitaran, ahora todos andamos atemorizados, nos tenemos miedo uno al otro, cosa que habia mejorado cuando estuvo aquí el general Jose Acosta Castellano el antiguo comandante policial de esta demarcación dijo, era un hombre duro con lo mal-hecho, redujo la delincuencia en el poco tiempo que permaneció al frente de la Dirección Central de la Policía, a todos esos carajitos que andan haciendo y deshaciendo lo metió en cintura dijo.
Mire agregó la señora, yo a ese jefe solo lo oí mencionar, pero según dicen el fue el único que aplacó la situación por estos rumbos, no se por que se lo llevaron si el estaba trabajando bien se lamentó la mujer.
Escriba ahí que en Santiago lo necesitamos de vuelta, aquí no hay seguridad para nadie, a mi me han asaltado par de veces, y aunque es poco lo que me han quitado le doy gracias a Dios que no me han hecho daño, pero me hacia falta el poco dinerito que me llevaron agregó.
Como usted es un hombre estudiao dijo la mujer, escriba algo de lo que sucede en Santiago, diga que a diario matan dos y tres personas para robarle su chelitos, diga que aquí le ofrecen drogas tantos a los niños como a los viejos como yo, escriba que los Santiagueros necesitamos que manden otra vuelta a ese jefe policial pa que aplaque la situación.
Un cochero de los que rondan cerca del monumento que escuchaba mi conversa con la mujer se me acercó y dijo: Los santiagueros nos sentiríamos felices si hacen a ese general jefe de la uniformada, ese es un tolete de general, cuando estuvo de puesto aquí había respeto, pero ahora nos jodimos agregó.
Oiga periodista dijo la señora cuando ya nos despedíamos, y usted no sabe la razon por la que se llevaron a ese policía si el estaba haciendo su trabajo. La verdad que yo no supe que responderle, aunque en el fondo me imaginaba los motivos que tuvieron los superiores para quitar del puesto a ese general que al decir de los santiagueros a nadie le comía pendejadas.
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Saludos a todos