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La historia no sabe pedir excusas

EPO.- Por Fernando Casado-.LA HISTORIA TENDRÁ QUE coronar, tarde o temprano, las glorias eternas de Abril, sobre la testa honrosa de los discretos militares constitucionalistas y la tradicional inteligencia del pueblo dominicano. 
El Coronel de las Trincheras de Abril... ¡no es el Caamaño guerrillero!

El heroísmo patriótico desborda en ambos, pero sus causas son disímiles. Opciones y objetivos históricos e ideológicos diametralmente opuestos, que concluyen justificando insolentes argumentaciones norteamericanas, validando aquella incalificable intervención.
¿Qué pudo arrastrar a Caamaño a negar la causa que había defendido en la Guerra de Abril? ¿Tosquedad de carácter? ¿Defectuosa arquitectura emocional trujillista?
Un dramático momento en aquella Embajada del infierno y la drasticidad de un incapaz subalterno, incendian la emocionalidad de aquel instante. Explosiona el “Hombre” con indignación suicida y estalla improvisado en la metralla de las calles proceras el “Líder”. ¡“A QUIEN NO LE IMPORTE MORIR, QUE ME SIGA”!... ¡todos le seguimos!... ¡Heroico!... pero, determinado por exaltadas circunstancias. El camino hacia el Puente... ignoraba el futuro. El hombre... suele traicionar al Líder.
La explosión mimética de un izquierdismo estridente, luego del triunfo de la Revolución cubana, nos inundó el destino con una copia teatrera que contoneaba el escenario en un Conde entre boinas, barbas y protagocidas de sierra ajena, que discurseaban arengas con la gangosidad endiosada de Castro. El heroísmo antitrujillista no parecía suficiente.
Hay demasiadas cosas que arriesgar en un partido tan largo como la Historia. Lo que el pueblo cubano, crucificado por más de medio siglo, no fue capaz de percibir en Castro, SÍ PUDO PERCIBIRLO y EVITARLO, la prudencia del nuestro... ¡más de una vez!
Un cauto proceso reflexivo obligó la prolongación de aquel “Estilismo” sin forma del trujillismo Balaguerista. Se aireaba, sin alternativas, el mal menor. El Pueblo, ni confió ni creyó en izquierdismos reales ni aparentes. En la incertidumbre y búsqueda, prefirieron “TRUJIGUEREAR” con Balaguer. La acentuación extremista del “14 de Junio”, explica las tribulaciones intranquilas de quienes no tenían prisa ideológica... el “Partido” más numeroso y decisivo, es el de quienes no tienen “Partido”.
Aquella inmolación de Manolo luce presionada, casi provocada a empellones para “inventar” un “Fidel”. Lo notoriamente sintomático es que aquel “Pueblo” no respaldó sus guerrillas izquierdistas y le abandonó a merced de sus extremismos. Simple... ¿Que ofrecía Manolo?... ¡el Fidelismo!
El salto al vacío de Caamaño no tiene explicación lógica. Es obvio que hay rompimiento con el grupo Militar Constitucionalista. Partimos de que Francis hubo de plantear el drama frente a aquellos. Es notoria la inteligencia comprometida a los principios “Constitucionalistas” en el “Militar de Abril”, rechazando la pretensión anti-histórica de enrolarse en una contradicción ideológica. Solo Claudio... ferocidad de apellido.
Ni “Combatientes” ni “Pueblo” reaccionaron ante las Guerrillas ¿Qué ofertaba Caamaño?... ¡el Fidelismo!
No percibió la sentencia: AUNQUE AQUELLAS GUERRILLAS HUBIESEN TRIUNFADO, JAMÁS HUBIESE SOBREVIVIDO. Caamaño no era un “Comunista”, solo: ¡Un enfebrecido Líder Militar! Los ineluctables “Principios Extremistas” hubiesen decretado su eliminación y la de Claudio, tan pronto percibiesen que el triunfo demandara del “Sacerdocio Ideológico”, liderear tan comprometedoras expectativas, ESTRATÉGICAMENTE diseñadas para su oportuna metástasis CASTRO-SOVIÉTICA. Su liderazgo terminaría siendo, irremediablemente inconveniente al Fidelismo.
La actitud de Montes Arache al solicitarle a Balaguer el Comando para enfrentar aquellas “Guerrillas”, confirma lo que significaron los profundos principios del Constitucionalismo. No es casual el que ninguno estuviera en la Guerrilla, no obstante haber compartido la hecatombe de Abril.
Aquellos Ideales que decoraron con sangre tantas tumbas, eternizan sus fundamentos, su Razón Histórica... La que, precisamente, sigue enalteciendo su imagen, aun después de la fatal Guerrilla. El “HOMBRE” lastima al “HÉROE”, no su Histórica Proceridad.
Montes Arache defendía, frente a la acción guerrillera, los mismos principios e ideales que comprometieron aquel Abril: RESPETO A LA CONSTITUCIONALIDAD, SIEMPRE QUE FUESE LEGÍTIMA, POR ENCIMA DE LO QUE SIGNIFICARA QUIÉN O CÓMO DETENTARA EL PODER. El tiempo le dio la razón. No está Balaguer... permanece... ¡la Democracia!... 59 años luego del lanzazo, aun sangrante, al costado cubano.

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