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Mujeres dominicana que fueron marcada por la historia (Recopilación)


EPO.-SANTO DOMINGO.-Con dos actos, uno realizado frente al Palacio Nacional y otro en el cementerio de la avenida Independencia, se recordó ayer el 41 aniversario del ametrallamiento de los estudiantes frente a la puerta principal de la casa de gobierno, donde murieron varios estudiantes y otros resultaron heridos.
En el ametrallamiento murieron los estudiantes Antonio Santos Méndez, de 22 años; Luis Jiménez Mella, de 22 años, y  Miguel Tolentino, de 18. Altagracia Amelia Ricart Calventi, de 14 años, quien resultó herida en esa masacre, falleció el 3 de marzo de 1966 en Texas, Estados Unidos.
En la esquina de las calles Doctor Báez y Moisés García, miembros del Comité Permanente 9 de Febrero colocaron una ofrenda floral. Brunilda Amaral, quien quedó discapacitada por el ametrallamiento, leyó un documento.
El 9 de febrero de 1966, estudiantes universitarios y secundarios protestaban para reclamar el reconocimiento de las nuevas autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la entrega del subsidio al centro de estudios y la desocupación de los liceos de parte de las tropas interventoras norteamericanas.
En medio de la demostración, el gobierno provisional presidido por el doctor Héctor García Godoy autorizó la entrada al Palacio Nacional de una comisión de dirigentes estudiantiles, compuesta por Amín Abel Hasbún, Diómedes Mercedes, Carlos Dore y Romeo Llinás.
Mientras la comisión estudiantil dialogaba con el secretario de estado Jaime Manuel Fernández y sin mediar provocación alguna, las tropas militares y policiales dispararon a mansalva contra el estudiantado.
Brunilda Amaral y Tony Pérez sufrieron lesiones permanentes que los condenaron a estar en sillas de ruedas. Resultaron heridos más de cuarenta personas, entre ellos Patricio Concepción, Freddy Báez Cruz, José Ramón Casimiro, Griselda Zorrila, Miguel Núñez, Juan Castro, José María de la Cruz y Víctor Ramírez.           
El ametrallamiento en el Palacio Nacional desencadenó una huelga general en demanda de castigo a los culpables, pero el gobierno no actuó.
El Comité Permanente 9 de Febrero demandó que el presupuesto en educación sea como lo consigna la ley de enseñanza y pueda ser usado en las tareas del desarrollo humano.
El grupo marchó ayer desde la Doctor Delgado con Máximo García hasta el cementerio de la avenida Independencia. Originalmente la marcha había sido prohibida, debido a que atravesaba parte de la ruta del presidente Leonel Fernández hacia el Palacio Nacional.
Entre los asistentes se encontraban Brunilda Amaral y Antonio (Tony) Pérez, quienes recibieron pergaminos de reconocimiento; Iván Rodríguez, Guillermo Ricart Calventi, Gladys Calventi viuda Ricart, José Bujosa Mieses, Juan Vargas, Otto Pichirilo, Emma Bujosa, José Sosa Valentín, Oscar Mejía y Felícita Heredia, Benito Fernández y Tony Raful. El periodista Rafael G. Santana fungió como moderador de los dos actos.
Ante la tumba de Amelia Ricart Calventi, en el cementerio Independencia, Raful leyó un documento con motivo del 41 aniversario de la matanza. También hablaron Iván Rodríguez y Gladys Calventi viuda Ricard, madre de Amelia, así como la periodista Elsa Expósito.
Rodríguez contó que los estudiantes de los liceos Argentina y Salomé Ureña de Henríquez y de la universidad estatal protestaron en 1966 frente al Palacio por la permanencia de las tropas invasoras en el país.
El martes 9 de febrero de 1966 Amelia Ricart Calventi fue mortalmente herida entre las 11:00 y 11:30 de la mañana, de donde fue trasladada al hospital Padre Billini.
La madre de Ricart Calventi solicitó a la juventud que siga los ideales de los que cayeron por defender sus derechos ese 9 de febrero.
La periodista Elsa Expósito dijo que el mejor homenaje que se le puede hacer a los mártires del ametrallamiento frente al Palacio Nacional es seguir su ejemplo. Cree que no es inocente el descuido de la educación.
.-El ametrallamiento frente al Palacio Nacional de los estudiantes intermedios, secundarios y universitarios el 9 de febrero del 1966 fue una masacre cobarde y criminal. Los estudiantes demandaban que las tropas extranjeras desocuparan los planteles, que se reconocieran las autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y la entrega del presupuesto. En la puerta principal del Palacio Nacional donde se concentraron los estudiantes cayeron asesinados: Antonio Santos Méndez, Miguel Tolentino y Luís Jiménez Mella.
Los heridos de gravedad: Brunilda Amaral y Antonio Pérez (Tony) que permanecen en sillas de rueda como un testimonio vivo de esta barbarie.
La niña de 14 años de edad Altagracia Amelia Ricart Calventi, murió el 3 de marzo en un hospital de San Antonio Texas. Otros heridos fueron José Ramón Casimiro, Griselda zorrilla, Juan Castro, José María de la Cruz, y Freddy Antonio Cruz (periodista fallecido).
La UASD en recordación a los caídos y en reconocimiento del sacrificio de los muertos creó el Liceo Altagracia Amelia Ricart Calventi. Este es un centro educativo modelo que resalta la figura de esta mártir del movimiento estudiantil.
La directora del liceo profesora Juana Gómez, mantiene un hostigamiento a los estudiantes que pertenecen a la Juventud Progresista que se encarga cada año de organizar actividades para recordar al Amelia y el 9 de febrero del 1966.
Sin detenerse esta educadora trata de borrar la figura de Amelia. Recientemente la Juventud Progresista descubrió que en un cuarto oscuro desde 1986 se ocultaba una tarja de Los Amigos de Amelia sin ser colocada en la estatua que está en la entrada del liceo.
Entre las acciones de la profesora Gómez se pueden citar: Su negativa a que los estudiantes participen en la ceremonia frente al Palacio Nacional, alegando que son menores; obstaculizar el transporte en autobús, y la sala Pedro Mir en la UASD.
Asimismo mantiene una postura negativa en relación a todo lo que sea recordar a Amelia y el ametrallamiento frente al Palacio Nacional.
El Consejo Universitario de la UASD debería nombrar una comisión para que se investigue este comportamiento anti-democrático y por demás represivo de la profesora Gómez porque si ella es directora de ese liceo se debe a la lucha de Amelia, de Amin Abel Hasbùn, Secretario General de la Federación Dominicana de Estudiantes (FED) que dirigió la marcha hacia el Palacio Nacional, Brunilda Amaral, Tony Pérez y los estudiantes heridos ese fatídico día. Nada justifica esta posición de la profesora Gómez que si tuviera una chispa de dignidad renunciara por la conducta que mantiene de intentar borrar los acontecimientos del 9 de febrero del 1966. Eso es lo menos que se le puede pedir a esta educadora que avergüenza a la UASD y al pueblo dominicano.
Tenemos que combatir la campaña del olvido de la profesora Gómez y quienes las respaldan. Si no hubiese sido por la dedicación del profesor Moquete que tiene a su cargo la coordinación de las actividades del 9 de febrero del 1966 y de los directivos de la Juventud Progresista, en la persona de su presidenta Greine Pigueiro y la vicepresidenta Brenda Martínez y los directivos de la organización el nombre de Altagracia Amelia Ricart Calventi, estuviera borrado en el liceo por obra de esta llamada profesora Juana Gómez.

El relato de un sobreviviente

Tony tiene hoy más de 60 años, y continuará por todos los años que le queden por vivir atado a la  que llama sus piernas rodantes. En tono energético dice que aunque el precio que tuvieron que pagar fue alto no se arrepiente de haber luchado por lo que creía justo.
“En la sociedad actual no existe la misma represión que en nuestra época, pero entiendo que hay muchas cosas que todavía están inconclusas. Todavía en el país no tenemos una democracia real; aquí existe un gran irrespeto de la leyes y eso es algo por lo que los jóvenes deben luchar”, decía mientras seguía la marcha que ahora se dirigía al cementerio de la Independencia tras haber concluido el acto.
La lucha en la era digital
Los estudiantes del Liceo que hoy lleva el nombre de quien fue la única mujer  muerta en el ametrallamiento,  levantaban durante el acto consignas no tan distintas de las que hace 47 años gritaban sus iguales. Ayer  era la salida de las tropas de intervención; hoy el oneroso contrato con la la Barrick Gold y la pretensión de explotar Loma Miranda. También hoy como ayer, los estudiantes exigían el castigo de los corruptos.
Benito Fernández, miembro del Comité Permanente 9 de febrero, se sintió hoy agradecido de estos jóvenes que le trajeron a la memoria una parte de su propia historia.
 “Me reconforta saber que a pesar de la alienación en que vive esta sociedad aún hay jóvenes que luchan por sus derechos. Ahora se cuenta con recursos que nosotros no teníamos en nuestra  época, como las redes sociales que aunque tienen sus cosas malas también tienen muchas buenas”.




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