CONTACTOS: (809) 661-5205 / (809) 717-7677

E-mail: rabisa24@gmail.com

Mujeres dominicana que fueron marcada por la historia(Recopilación)

Mercedes Mota nació en Quita Espuela San Francisco de Macoris el 2 de agosto de 1880 y falleció en New Jersey Estados Unidos  el 12 de marzo de 1964 a la edad de 86 años.

EPO.-SANTO DOMINGO--“¡La Patria, la Patria…! Es una turba que se mueve en estrecho recinto: unos, graves, taciturnos, sólo accionan y hablan cuando el deber y el bienestar general así lo exige; otros, parlanchines y ligeros no saben qué hacer ni qué decir: impulsados como veletas por los vientos, giran en todo sentido incapaces de fijarse en determinado punto; los menos, ajenos a todo lo que no sea ellos mismos, vagan sumidos en censurable egoísmo; los más, de mirada hipócrita y garras felinas, atisban día y noche como fiera acosada por terrible instinto: el instinto de la conservación propia, a costa de la ruina y la desgracia ajena”.
Mercedes Mota. Fotografía de R. Mella, Puerto Plata, circa 1901. Colección Ylonka Nacidit-Perdomo.
“Para nosotros, para la República Dominicana, ¿qué puede reservar el futuro? Que respondan los que sondean lo venidero, leyendo en él como en libro abierto, lo que será inmediata y legítima consecuencia de nuestro proceder presente”.
MERCEDES MOTA, Mirando al porvenir [1].
¿Qué envuelve este pensamiento: un testimonio que nos acosa, una evidencia de lo que somos y que brota desde el pasado o una expresión que se desencadena con fuerza cuando no entendemos esta crisis prolongada de desolación, de angustia que cae de un golpe como una cascada donde se ahoga el inconsciente colectivo, y los intelectuales observan un período “oscuro”?
¿Qué nos quiere decir con estas expresiones una Maestra desconocida por el “sordo disloque” de una sociedad enferma de indiferencia, esclavizada por la abyección política, precipitada a la inercia y a la inequidad, que ya no hace de la resistencia una utopía, un trazo dialéctico, ni la puesta en escena de la ficción como impulso para un cambio, un cambio que puede llegar a materializarse a través de una rendija en el tiempo.
¿Hay acaso, hoy, la posibilidad de algún discurso subvertido, que como una ponzoña reviva la historia, la haga un sujeto vivo que quebrante, que despierte el conocimiento? ¿A quién apelar, a quien contar este suceder diario? ¿Dónde se puede sembrar el germen de una nueva ilusión antes los crespones que nublan la razón y la dignidad? La apariencia nos dice que, todo lo humano está enajenado, que los labios puros han enmudecido, que no existen referentes, que la ignorancia no permite desenmascarar este melodrama de la abyección y el servilismo entronizados en el siglo XXI.
Mercedes Mota, la olvidada Maestra puertoplateña, a fines del siglo XIX, en 1899, describió el melodrama de la historia que sofoca a los pueblos víctimas de la ignorancia: la gobernabilidad autoritaria que trae la tiranía, y lo hizo con conocimiento de causa, porque vivió los largos años de la dictadura de “Lilís”, erigido como conductor magnánimo del destino de esta nación.

No obstante, la mirada, la voz, las manos, y la pluma periodística de esta autora decimonónica, es recordada en historia del periodismo sólo cuando se dice de ella, que en 1901 participó junto a Pedro Henríquez Ureña en una conferencia en Búfalo. Más nada. Ya que se desconocen las posibilidades de su escritura, su legado humanístico, la impronta y exegesis de su pensamiento.
Mercedes Mota, cuestionando el sistema de opresión que traen las dictaduras, escribió que: “Condenar el pueblo a eterna ceguera; matar en él todo germen de personalidad y de conciencia; hacer de él un autómata quemador de incienso, cómplice de la desvergüenza y de impudicia: he aquí la obra cuya realización fue un sueño perenne del tirano (…). Eso quiso, sí, eso trataron de efectuar sus solapadas intenciones. (…) el deber, y la justicia, y el derecho, son armas terribles suspendidas de continuo sobre la cabeza de los déspotas (…). Hay que volver, pues la mirada hacia el profundo abismo de nuestras desventuras políticas, para hallar el origen esencial del atraso, de la ignorancia del pueblo dominicano”. [2]
Mercedes Mota, Puerto Plata, circa 1901
Pero, al parecer este pueblo sufre de amnesia. ¿Puede una voz profética infiltrarse en la “historia”, nombrar, registrar lo incierto y los silencios? O es que ¿acaso, deliberadamente, la “historia” no se escribe con mayúsculas, sino con punto y coma, cuando es el espejo de una sola voluntad, o la reproducción de una coyuntura lo que hace que los discursos hegemónicos desde el poder político se impongan? No lo sé.
La historia con letras mayúsculas, hoy se desecha, porque se escribe a la hechura de lo inmediato. La diosa indiferencia es la gran creadora; y así la memoria es una piedra que arrojada a la cabeza de todos hace de la fascinante simulación la realidad. No se vigila con los ojos abiertos, ni se hacen manuscritos borrosos para guardar en una gaveta donde sobrevivirán amarillentos al paso de los años.
La memoria se ha helado en fragmentos; la han empujado a ser una amalgama de incertidumbre, se confunde con el sentido jerárquico del Estado; la memoria no se indigna, es un folletín compuesto por mercaderes del decoro, puesto que los “líderes” de las mayorías han convenido en admitir la receta de la indiferencia, porque protestar se convierte en una brasa que quema.
Ha transcurrido más de un siglo, desde que Mercedes Mota dibujara esta clarinada doliente sobre la Patria, y nos develara esa manera deforme de ser del pueblo dominicano, y nada ha cambiado. Los mismos vicios a los cuales hace alusión siguen sucediendo, y se recrean, se sedimentan, se suceden, y nos devoran. A un siglo, las generaciones actuales continúan rehaciendo el ovillo de Ariadna, en medio de un oscuro parentesco con el pasado. El paternalismo político nos hace esclavos de conciencia, y crea el drama de la alienación, y convenimos en legitimar siglo por siglo a los transgresores y a los que bifurcan el destino de redimir a la Patria, en dos: el egoísmo y la codicia.
Todos estamos cansados de reflexionar, y ya nos damos cuenta que nuestras palabras caen en un limbo vegetativo, mas aun cuando la ignominia se alberga en todos los lugares donde el viento sopla con la urgencia que trae el poder.
No en vano escribió Mercedes Mota: “Qué mucho, pues, que el egoísmo en sus distintas manifestaciones, haya convertido el mundo en teatro de sangrientas escenas, donde el más vigoroso gladiador planta el perdón de la victoria pisoteando al que cayó vencido? ¡Ay del que sin fuerzas rodó bajo los pies del enemigo!”. [3] 
Sobre de Carta de Mercedes Mota a Marina Coiscou. 1957.
Los vientos, al igual que ayer, azotando a la Patria han ritualizado lo inesperado; han dado cabida a las tormentas, han entronizado la imagen y el pensamiento del demiurgo protector, y golpean las hojalatas hasta el frenesí, aun cuando la apariencia de la calma sea aplastante; aun cuando la desembocadura del río se pierda en el mar, y el idilio de que “todo está bien” que como metáfora ha invadido a la vida cotidiana traiga las premoniciones de que nada es casual, y que un cisma interferirá en la historia presente.
… Y, así, al igual que ayer, para poder comprender aun más a la historia escrita con letras mayúsculas, aquí están los textos de Mercedes Mota, para que se confronten en contrapunto con el presente, y posibiliten una lectura que alimente interrogantes a las incertidumbres de un país suicida en su porvenir.
El lector puede armar el rompecabezas, reconocer lo cíclico del suceder histórico, las repetitivas pugnas entre los hombres, de cómo la aberrante acumulación de poder hace que surjan dinastías políticas que apresan la dignidad de un pueblo.
Esta es la razón por la cual, una Maestra, hija de madre vegana, y de padre de origen asiático, que según nos relata en su autobiografía fue “víctima de rapto por un buque pirata en ocasión de estar bañándose en el mar, custodiado por sirvientes, viniendo a parar en tierna edad a tierras americanas” [4], que vino al mundo “con pobreza y muchas lágrimas” en un pobre caserío, en Quita Espuela, al pie de una montaña, en San Francisco de Macorís, exclama en 1901 como un grito:
“Yo admiro y venero a los hombres y a los pueblos que jamás consintieron el dogal de los tiranos, y llenos de santa ira escupieron el rostro de insolente usurpador”. [5]
Carta de Mercedes Mota a Marina Coiscou donde le habla de la enseñanza primaria. Cedarville, N. J., 1957. Col. YNP.
La historia documental se puede borrar, pero no se puede destruir la impronta de una educadora como Mercedes Mota. Ahora estamos de frente a intelectuales, educadores y periodistas, que se apropian con vehemencia de la “historia” con los “ojos vacíos”, que escriben dejándose asaltar por su “prisión voluntaria”, desde su armazón íntimo de la abyección y el servilismo, olvidando lo escrito por la Maestra puertoplateña de que: “Sólo el hombre es el autor de su propia felicidad o desventura”. [6]
En 1919, Mercedes Mota se ausentó del país. El Corresponsal en Puerto Plata de la Revista Letras, nos cuenta que: “Tomó pasaje a bordo del “Iroquois” acompañada de sus dos sobrinas, la conocida literata y culta educacionista Sta. Mercedes Mota. Guida por ideales que no ha podido satisfacer en nuestra Patria va rumbo a New York donde fijará su residencia. Fue objeto de demostraciones de afecto y simpatía de parte del Gremio de Profesores y de las alumnas de la Escuela Primaria Graduada Completa de niñas No. 2, que ella dirigía. (… ) El día se de su partida la acompañaron al muelle sus alumnas, varias Profesoras y gran número de amistades. Le llevaron tantas flores, como tristeza dejaba en el alma de aquellos que tuvieron la dicha de tratarla y que saben apreciar en cuando vale su obra de progreso, de amor y patriotismo…”. [7]
Pasaron los años, y sus discípulas no se olvidaron de ella, en especial Marina Coiscou, que en su empeño de rescatar la labor de su Maestra, le solicitó a Mercedes Mota que escribiera su Autobiografía -a lo cual accedió en noviembre de 1962-, para recopilar su producción literaria y periodística dispersa, además de no abandonarla a su suerte de no tener una pensión digna [8].
… Entonces se cumplieron los augurios de José Ramón López, al proclamar: “Dentro de algunos años no sabremos qué aplaudir más: si los frutos literarios de su talento, o sus hijos intelectuales, la generación, casi contemporánea suya, que está contribuyendo eficazmente a formar en Puerto Plata”. 
Finalmente, Mercedes Mota escribió a los 82 años, ya en el ocaso de su vida, antes de hacer descansar su cuerpo en la tierra estas notas como Epílogo a su partida:
“En la paz de los campos, en el ocaso de mi vida, me doy ahora cuenta de la visión profética que encierran las palabras de mi primer trabajo literario que fue publicado en la prensa del Cibao, titulado “En el campo”, y que tuvo el honor de ser reproducido en Letras y Ciencias, por don Federico Henríquez y Carvajal. En ese trabajo expresé mis impresiones de la vida sencilla, que amé desde mi niñez.
“El gran anhelo, uno de los sueños más queridos de mi vida, ha sido una realidad. Lo confieso con gran satisfacción.
Fachada de la casa de las sobrinas de Mercedes Mota en Factory Road, Cedarville, N. J. Col. YNP.
“Por otra parte, debo decir que he cumplido mi misión. Como peón, como jornalero, como capataz, algo he hecho.
“Muy común, de poca monta es mi labor, ciertamente.
“No me enorgullezco de que sea un momento, ni cosa parecida. Pero sí puede ser, tal vez, una modesta columna.
“Columna que señale rumbos a los que caminan por senderos inciertos, sin fe… Sin fe en sí mismos. Si fe en la sabia Providencia!”. [10]
… Así, como lo anheló, murió Mercedes. Descansó su alma llena de la pesadez de los años, la hizo dormir, cuando el frío invierno cubrió las copas de los árboles de gotas acristaladas de lluvia, cuando las hojas de otoño han caído, y dejado su color ocre o amarillo, en un campo lejano en Estados Unidos, en la ciudad de Cedarville, en New Jersey.
Dejó de existir físicamente, pero hizo que germine día tras día el libro de su vida, su simiente de enseñanza esparcida en los corazones de sus alumnas, que ahora nos corresponde a nosotros recoger para que la conozca la generación presente de dominicanos que no tienen fe en la sabia Providencia, y para que no se cumpla el designio, al referirse a la dictadura de Ulises Heureaux, de que: “Sólo el error y la ignorancia pueden formar opresores, eterna y odiosa pesadilla de los pueblos”. [11]
Max Henríquez Ureña, luego del fallecimiento de la Maestra venerada, reseñó en su columna del Listín Diario, “Desde mi Butaca”, una especie de esquela titulada “Adiós a Mercedes Mota”, donde decía: “Agasajada y aplaudida en su Puerto Plata predilecta, Mercedes rehuía el bullicio y se enfrascaba en la lectura. (…) Algo quebrantada de salud durante un tiempo, pudo acogerse a una jubilación que le simplificaba la vida, pero esa jubilación duró poco sin que nadie pudiera explicarse la razón de que fuera retirada a quien, como ella, había dedicado lo mejor de su juventud a la enseñanza.
“Pobre Mercedes! He conocido pocas almas tan delicadas y soñadoras como la suya”. [12]
Más tarde a instancia de la sociedad Pro-Cultura se le tributó un homenaje a las profesoras puertoplateñas Antera Mota y Mercedes Mota, en los salones de la Librería Dominicana, de Don Julio Postigo, en la calle Mercedes, esquina 19 de Marzo, en el cual participaron sus ex discípulas Carmela Ornes de Franco, Marina Coiscou, Altagracia Franco de Simpson, Norma Dujarric de Mool, Josefa Carreras viuda Cohén, entre otras, y contó con la presencia del Dr. Antonio Frías Galvez, Presidente de la Sociedad Pro Patria, y el Dr. Julio Jaime Julia, intelectual y escritor mocano, compilador de los artículos periodísticos de Mercedes Mota. [13]. En Puerto Plata se inauguró en ese año un Mausoleo donde reposan los restos de las dos hermanas.
Última página de la Autobiografía de Mercedes Mota. Cedarville, N. J., 1962. Col. YNP
























Gloria Marion, desde Puerto Plata, contribuyó a ese sentido homenaje, poniéndose en contacto con las directoras de las Escuela “Antera Mota”, Virginia Elena Ortea, Escuela Normal, y Escuela Particular Mary Lithgow, la Gobernación y el Ayuntamiento, buscando a sus viejas compañeras de aulas, ex discípulas de Antera y de Mercedes, hablando por teléfono, enviando telegramas, y visitando a otras, concluyendo en una Carta que remitiera a Marina Coiscou diciéndole: “Todas correspondieron gustosas a mi petición y al recordar los consejos, las enseñanzas y también las reprimendas de nuestras queridas maestras se nos llenó el alma de emoción. Ya casi todas somos viejas, hemos luchado, hemos regado con lágrimas el camino de nuestras vidas, pero casi todas hemos tenido muy en alto el concepto del deber siguiendo la ruta señalada por nuestros buenos maestros el Sr. Prud´homme, Da. Antera y la Srta. Mota. Espiritualmente estaremos con ustedes. Te abraza, Gloria”. [14]
Más nada deseo añadir a esta historia sobre Mercedes Mota [15]. Sólo terminar diciendo que, deseo morir como ella, retirada en el campo. Realmente estoy ya tan cansada… Nada ha cambiado, en 116 años después que la Maestra escribiera sus reflexiones, puesto que la abyección y el servilismo siguen entronizados en esta Patria como “una turba que se mueve en estrecho recinto”.
NOTAS
[1] Mercedes Mota en “Mirando al porvenir” en Vida y Pensamiento de Mercedes Mota. (Santo Domingo: Editora del Caribe, C. por A., 1965):116-117. Compilación de Julio Jaime Julia. Ilustración de la portada Nidia Serra.
[2] Ibídem, “Instrucción obligatoria”, 1899, 98-99.
[3] Ibídem, “Pensando”, 1901, 110.
[4] Ibídem, “Autobiografía. Reminiscencias”, 1962, 14.
Carta de Mercedes Mota al Sr. Generoso Núñez, Director de Presupuesto. Cedarville, febrero 26 de 1963. Col. YNP.
[5] Ibídem, “Pensando”, 1901, 112.
[6] Ibídem, “Ramón Cáceres”, 1899, 94.
[7] Revista Letras,Núm. 124, 1919, página 19.
[8] Respecto a su Hoja de Vida en la educación pública, Mercedes Mota relata en una Carta que dirigiera desde Cedarville, New Jersey, E. U., al Secretario de Estado de Educación y Bellas Artes de la República Dominicana, en torno a su “Solicitud de pensión”, de fecha primero de septiembre d 1963: “1.- Soy ciudadana dominicana. 2.- En el año 1895, por Orden oficial del Presidente Ulises Heureaux, fui nombrada Profesora de la “Escuela Superior de Srtas.” de la ciudad de Puerto Plata, siendo su Directora mi hermana, Antera Mota de Reyes. 3.- En el año 1904, por disposición del Ayuntamiento de Pto. Plata, fui nombrada Directora temporal de la “Escuela Primaria de Varones” No. 1, de dicha ciudad. 4.- En el año 1907, pasé a colaborar de nuevo, como Profesora, en la Escuela dirigida por Antera Mota de Reyes. 5.- En el año 1914, debido al mal estado de salud de mi hermana, la sustituí informalmente en su puesto hasta el año de 1916. 6.- Durante el Gobierno de la Ocupación Militar Americana, en 1916, tuvo lugar el fallecimiento de doña Antera. A su muerte pasé a ser la Directora de la Escuela hasta el año de 1919. 7.- Por motivo de salud, en dicho año renuncié a la Dirección del establecimiento, para residir en unión de las hijas de mi hermana, en New York, E. U. de América. 8.- En ese mismo año 1919, siendo Intendente de Enseñanza Pública en el Cibao el Sr. Salvador Cucurullo, debido a las gestiones y a los informes del Ayuntamiento de Puerto Plata, me fue concedida una jubilación por parte del Consejo Nacional de Educación, la cual fue cancelada ejerciendo la Presidencia de la Rep. el Sr. Vicini Burgos. (Fdo.) Mercedes Mota”. [sic]
Cuarenta y cuatro años después, contando Mercedes Mota con 85 años de edad, el Consejo de Estado, “atendiendo a sus altos méritos y consagración como educacionista por muchos años, junto a su hermana Antera Mota, le concedió una pensión de $100.00 mediante la Ley No. 6182 de fecha 7 de Febrero de 1963. No obstante, la pensión tuvo obstáculos para ser tramitada, alegando el Director de Presupuesto, Control de Pensiones y Jubilaciones y Subvenciones del Estado, el Artículo 7 de la ley 5185 sobre Pensiones Civiles del Estado, en su acápite c) que consagra que “las pensiones podrán ser canceladas por fijar el pensionado su domicilio o residencia en el extranjero”, alegato que su discípula, Marina Coiscou, mediante Cartadirigida a dicho funcionario de fecha 11 de marzo, expresándole que dicho artículo “no es aplicable a la Srta. Mercedes Mota, puesto que ella no ha fijado residencia después de ser pensionada, sino que a ella se le ha otorgado la pensión a sabiendas de que vive en el extranjero desde hacía varios años” y “Además, no se nos debe escapar que esa disposición, de carácter facultativo, se insertó en la citada Ley con el único fin de aplicarla solamente para castigar a los enemigos del régimen que fijaran su residencia fuera del país. Hoy resulta antidemocrática, pues el derecho a una pensión sigue al pensionado cual que sea el lugar donde resida”.
A la izq. Dr. Antonio Frías Galvez, al extremo derecho el Dr. Julio Jaime Julia. Homenaje a Mercedes Mota. Sociedad Pro-Cultura. Librería Dominicana, marzo de 1965. Col. El Caribe.
















[9] Listín Diario, enero 11 de 1897.
[10] Mercedes Mota, Vida y Pensamiento de Mercedes Mota. (Santo Domingo: Editora del Caribe, C. por A., 1965): 22. Compilación de Julio Jaime Julia. Ilustración de Nidia Serra. Publicación realizada por iniciativa de sus discípulas, en especial de Marina Coiscou. Mercedes escribió su autobiografía en 1962, dos años antes de su fallecimiento, y la misma sirve de introducción al libro en cuestión.
[11] Ibídem, “Ramón Cáceres”, 1899, 94.
[12] Listín Diario, domingo 22 de marzo de 1964. A esta publicación siguieron otras: El seis de abril de 1964, se celebró una Misa por el sufragio de su alma en la Basílica Menor de Santa María a las 7 de la mañana, por invitación de sus discípulas Marina Coiscou, Carmela Ornes de Franco, Teresa O. de Mella, Ana Emilia Prud´homme y Abigail Coiscou. Posteriormente el 13 de abril se ofició una Misa de Réquiem por su alma, en la parroquia de San Antonio de Padua, en Gazcue, (El Caribe, 13 de abril de 1964, p. 4)
El 11 de abril de 1965 El Caribe publicó bajo el epígrafe “A la Memoria de Mercedes Mota. Vigencia de su Palabra Iluminada”, tres de sus artículos. El antólogo de los mismos expresó que “son una manifestación de su alta espiritualidad y la evidencia de la permanente actualidad de su palabra iluminada”. Y, lo cual compartimos, y creemos. (El Caribe, El 11 de abril de 1965, p- 4-A). Un año después se publicó en la Editora del Caribe, C. por A., la compilación de sus ensayos literarios con el título Vida y Pensamiento de Mercedes Mota, publicados de 1896, cuando se inició en la revista Letras y Ciencias, y que concluye en “Guanuma” en la revista Renacimiento en   1915, reunidos por el Dr. Julio Jaime Julia, en revistas y en la prensa nacional; queda inédito su epistolario, y en especial el intercambio de correspondencia con su ex discípula Marina Coiscou Pimentel, de cuyo archivo proceden las fotografías que acompañan este trabajo.
A la izq. Altagracia Franco de Simpson, Frías Galvez, Georgina Santiago, Carmela Ornes de Franco. Homenaje a Mercedes Mota, 1965. Col. El Caribe


















[13] El Caribe, 13 de marzo de 1965, p. 20.
[14] Carta de Gloria Marion a Marina Coiscou, 11 de marzo de 1965.
Alumnas de Mercedes Mota en Puerto Plata fueron: Silvia Despradel, Hilda Bain Vda. Basden, Carmela Vásquez, Teresa Kinier, Celia Loinaz, Alicia Pierret, Delia Quezada, Ana Isabel Jiménez, Teresa Gómez, María Teresa Puig R., Martha Núñez, Ana Josefa Jiménez, Carmela Ornes de Franco, María Sagredo, María Despradel, María Núñez, Ana Emilia Prud´homme, Enriqueta Zafra, Lesbia Reyes de Cohen, Marina Coiscou, Amanda Ornes Vda. Perelló, Gloria Marión, Panchita Lantigua, Nigela Quezada, Josefa Carreras Vda. Coen, Georgina Santiago de Concha, Angélica Villanueva Vda. Corominas, Isabelita de la Cruz Vda. Ciaccis, María Luisa Santos Vda. Monagas, Gloria Castellanos de Álvarez, Thelma Muñiz Vda. King, Florita Castellanos de Bordas, Amelia Ricardo, Isabelita Finke, Ismenia Escovar y María Yangüela de Gómez, que se dedicaron al Magisterio.
Fueron discípulas de Mercedes Mota: Consuelo Loinaz de Heinsen, Consuelo González de Hunhard, María Rosario Cambier Vda. Herrera, Altagracia Martínez Vda. Heinsen, Lidia Carreras Vda. Redondo, Mercedes Mañón, Lidia Eve, María Luisa Núñez, Herminia Pérez de Miller, Teresa Ornes de Mella, María Carrau Leroux, Rosa Carrau Leroux, María Altagracia Jiménez de Seouverer, Julia González de Finke, América Núñez de Bournigal, Rogelia Pérez, Celia Porto, Regina Carreras, Aurora Zafra, María Zafra de Viera, Rosa Vásquez, María Cristina Curiel, Lolita Barrera Vda. Freites, M, Consuelo Barrera Vda. Imbert, Carmen Dubus, Socorro Santiago, Rosa Yangüela de Billini, Luisa B. de Puig, Luisa Aguilar Vda. Jiménez, Aida Cocco de Brugal, María Villanueva de Carrau, Consuelo Callot de Villanueva, Elsa Rodríguez Callot, Leticia Rodríguez Vda. Cuesta, Aurora Rodríguez de Escovar, María Teresa Mella de Abreu, Dolores Arzeno Vda. Ornes, Carmen Josefa Kunhardt de Reyes, Silvia Morales de Leroux, Rosa Morales de Álvarez, Concepción Mella de Deschamps, Mariita Martínez de Cisneros, Bertha Dubus de García, Jeanet Dubus de Batlle, Georgina Loinaz, Carmencita Caba de Gautreau, Luz Ortea Vda. Mena, Aguedita Nicolás de Aybar, Coralia Nicolás Batlle, Mélida Nicolás Vda. Calderón, Ana Dorila Nicolás de Pasalascua, Ursula Santos, Marina Santos, Agripina Santos, Flor Idalia Núñez, Ángela Polonez, María Teresa Bentz, Linda Salas Vda. Galán, Susana Pérez Vda. Santiago, Adamina Pérez Vda. Román, María Teresa Kunhardt, Tavita Jiménez Reyes, Luisa Morales de Mella, María Mella de Garrido, Luisa Mella de Herrera B., Concepción Martínez de Reyes, Anita Martínez de Cortina, Teolinda Limardo de Brugal, Dolores Limardo de Sánchez, Eloina Polanco de Capestany, Enriqueta Henríquez Vda. Ginebra, Angélica Henríquez Vda. Bota, Aurelia Castan Vda. Castillo, Celeste Sosa de
Portada del Libro Vida y Pensamiento de Mercedes Mota. Editora del Caribe, 1965. Dibujo de Nidia Serra.
Arthur, Alicia Fondeur de Petit, Celia Muñoz Vda Bonetti, Hortensia Muñoz de Brugal, Margarita Baldwin de Lithgow, María Céspedes, María Rosa Artiles, Consuelo Mercado de Ortiz, Genoveva Mercado de Gómez, Angélica Quezada Vda. Rodríguez, Lidia Ricardo de Moscoso, Juanita Rodríguez Vda. Feliz, Adelina Menard Vda. Bordas, Luisa Amelia Finke, Luisa Villalon Vda. Rodríguez, Leticia Lerouz, Alicia Menard, Marina Menard, Millita Ortiz, Titina Lithgow, Ramona León, Emma Escovar, Celina de Lemos, Lidia de Lemos, Regina Martínez, Blanquita Nouel, Leonor Castellanos, Celeste Castellanos, Orestilia Polanco, Graciela Polanco, Mélida Polanco, Sergia Polanco, Teté Fondeur, Ofelia Arzeno, Virginia Monción, Aurora Monción, Luisa Finke, Ana Ricardo, Margarita Senior, Gloria Imbert, Estela Imbert, Ana Sofía Finke, Conchita Pérez, Panchita Pérez, Dolores Garrido, Mascota Garrido, Lidia King, Consuelito Bisonó, Concha León, Ana Rosa León y Gloria Lebren, que no se dedicaron al Magisterio, de acuerdo a relación de las alumnas de Mercedes Mota, realizada por su discípula Marina Coiscou en 1965.

[15] Mercedes Mota (San Francisco de Macorís, 2 de agosto de 1880- Cedarville, New Jersey, 12 de marzo de 1964). Recibió en Puerto Plata, sus primeras enseñanzas de la mano de la educadora puertorriqueña Demetria Betances (hermana del prócer boricua Ramón Emeterio Betances). Antera contrajo matrimonio con Rufo Reyes, falleciendo en 1916. Partió a Estados Unidos en 1919, en compañía de sus sobrinas huérfanas (Lesbia Reyes, Dulce María Reyes). Vivió cuarenta y cinco años fuera del país; no obstante, esta prolongada ausencia, no perdió el contacto con sus discípulas. Se puede leer una biografía más extensa en el libro Haz de Luces del Dr. Julio Jaime Julia, publicado por el Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF), (Santo Domingo: Editora Amigo del Hogar, 1990):86-90.


Por Marcelo Peralta

Mercedes Mota, valiente, íntegra, brillante maestra, ensayista, sobresaliente escritora, notable educadora dominicana que nació en San Francisco de Macorís, Provincia Juan Pablo Duarte el  día 2 de agosto de 1880.
Realizó sus estudios primarios con la ayuda de   la profesora Matilde viuda Carvajal, y a los 14 años de edad fue nombrada  profesora de la Escuela Superior de Señoritas de Puerto Plata, pasando, luego a dirigir dicho centro académico.

Escogió la estampa de la lucha por la superación femenina y quien era tan sagaz que se inició en el magisterio a los 14 años edad.

Mercedes Mota, era humilde, sencilla, pero con un espíritu grande de superación quien con apenas 14 años de edad fue profesora la Escuela Superior de Señoritas.

Fortaleció su formación como maestra y escritora, por la orientación de los intelectuales Demetrio Betances, José Dubeau, Alejandro Llanes, Rogelio Oller, Carlos Simón y Ulpiano Delundé.

Mujer sola, soltera, en una sociedad de discriminación, cumplió su acariciado anhelo de conocer el mundo contando sólo con el excepcional valor de su espíritu resuelto y la escasa economía de sus años impartiendo docencia en las aulas de escuelas en la Provincia de Puerto Plata.

En 1904 dirigió la Escuela de Varones Número Uno y, tres años después volvió a ser profesora de la Escuela Superior de Señoritas que dirigió al desaparecer su hermana Antera.
Esta sabia mujer, contribuyó a la fundación del Liceo de Puerto Plata, creó y presidió la Sociedad Patriótica Rosa Duarte.

Fue presidenta y secretaria del Club de Damas de Puerto Plata y del Comité de Damas de Nueva York, lugar donde pasó sus últimos años afectada por una cruel lesión cardiaca le afectaba desde hacía años la cual le impidió volver a la República Dominicana.

Desde temprana edad soñaba con viajar a Europa y a pesar de sus carencias económicas lo hizo, vivió por algunos meses en París, conoció sus leyes, tradiciones y costumbres para venir a su país a multiplicarlos al convertirse en facilitadora.

La historia que aprendió en la escuela se tornó en cosa real, viviente, en patética lección que ningún maestro será capaz de ofrecer, por culto y elocuente que él sea.

Así contaba en breve autobiografía que escribió en 1962, dos años antes de que la muerte tronchara su deseo de volver a ver su amada Patria a la que tanto quería: República Dominicana.

Su vida, a pesar de ser fructífera en sus labores como maestra y escritora, fue  triste y conmovedora.

Era hermana de otra excelsa educadora Antera Mota, pero su valor, perseverancia y las fuerzas espirituales, no le faltaron para seguir hacia alcanzado sus metas.

Sus publicaciones y reclamos por los derechos de la mujer le obtuvieron reconocimientos locales, regionales y nacionales.

Varias fueron las ocasiones en que representó a la República en la ciudad de Búfalo en Estados Unidos y en época tan remota como mediados del siglo antepasado donde disertó en la Sociedad Internacional de Mujeres Feministas leyendo un valiente trabajo dando a conocer la condición cultural de las dominicanas, en el que lamentaba el deplorable estado en que se hallaba, desde la colonización.

En aquellos escenarios, Mercedes Mota daba a conocer que la mujer dominicana estaba confinada en el estrecho círculo del hogar, exenta de ambiciones, escasa de cultura intelectual, entregada a las devociones religiosas y a las tareas caseras, sin participación en los asuntos públicos.

En 1916, tras la muerte de su hermana Antera Mota, retornó a la Dirección de la Escuela Superior de Señoritas, permaneciendo en la misma hasta 1919, cuando se  retiró de las actividades docentes.

En 1919 se ausenta del país, acompañada de sus sobrinas las hijas de su hermana Antera Mota y busca salud física y moral hacia Estados Unidos, contando tan solo con 38 años de edad y sin ayuda alguna.

Una vez en Estados Unidos,  recorrió Italia, España, Inglaterra, Alemania, Bélgica, Suiza, pero quedó deslumbrada por el encanto del alma de París donde compartió con el expresidente Carlos Morales Languasco, era embajador dominicano ante varias naciones europeas.

Estaban, Rubén Darío, Vargas Vila, Rufino Blanco Fombona, los hermanos García Calderón, Alejandro Sux, y los doctores Betances, Julio Piñeyro, José Dolores Alfonseca, Américo Lugo y Tulio Cestero.

Al parecer, Mercedes Mota logró sus aspiraciones, pero una cruel lesión cardiaca que le afectaba desde hacía años le hizo una mala jugada que le impidió volver a República Dominicana y, cerró sus ojos para no abrirlos más, un día  12 de marzo de 1964, y a su lado solo estaban sus queridas sobrinas, e hijas de su única hermana, la también educadora Antera Mota quien había fallecido antes”.

La historia que aprendí en la escuela, se tornó en cosa real, viviente, en patética lección que ningún maestro será capaz de darme, por culto y elocuente que sea”. 

“Por la virtud del ahorro vi realizado el sueño que desde muy temprano me asedió: ¡Viajar!  ¡Y viajé! Conocí a Europa, viví algunos meses en Paris. 

Así se expresó Mercedes Mota, en una autobiografía que escribió 2 años antes de su muerte, acaecida, el 12 de marzo de 1964.

Para recordar su vocación al magisterio, su labor e ideales en el país como profesora, escritora y luchadora hay escuelas y una calle en el sector “La Castellana” de esta Capital llevan su nombre como recuerdos imperecederos a su memoria.

Share on Google Plus

About El Periodiquito Oriental

Ut wisi enim ad minim veniam, quis nostrud exerci tation ullamcorper suscipit lobortis nisl ut aliquip ex ea commodo consequat. Duis autem vel eum iriure dolor in hendrerit in vulputate velit esse molestie consequat, vel illum dolore eu feugiat nulla facilisis at vero eros et accumsan et iusto odio dignissim qui blandit praesent luptatum zzril delenit augue duis.

0 Comments:

Publicar un comentario

Saludos a todos