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Mujeres dominicanas marcada por la historia(Recopilación)

EPO.- Como un homenaje a la mujer dominicana, hoy traemos la vida y martirio de Las hermanas Mirabal, también conocidas como las Mariposas (PatriaMinerva y María Teresa Mirabal), fueron tres hermanas dominicanas que se opusieron tenaz mente a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina quien gobernaba el país con mano dura. Las tres mujeres fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960, hace hoy 57 años. Una cuarta hermana, Bélgica Adela "Dedé" Mirabal, no tuvo un papel activo en las actividades en contra del dictador. La hermana mayor, Patria, no tenía el mismo nivel de actividad política que sus otras dos hermanas, pero las apoyaba; incluso prestaba su casa para guardar armamentos y herramientas de los insurgentes. Desde hace varias semanas, El Periodiquito Oriental viene haciendo una recopilación de la lucha y sinsabores por la que pasaron mucha de nuestra féminas, y hoy no hay mejor fecha para traer la historia de Patria, Minerva y Maria Teresa conocida como las heroína de Ojo de Agua, Salcedo ahora provincia hermana Mirabal.

Primeros años, estudios y activismo antitrujillista 

Las hermanas Mirabal crecieron en un hogar rural acomodado de la sección Ojo de Agua en el municipio Salcedo. El padre de las hermanas, Enrique Mirabal, fue un exitoso hombre de negocios.
Estudiaron como internas en el Colegio Inmaculada Concepción de La Vega, dirigido por monjas españolas de la Orden Terciarias Franciscanas de Jesús y María donde, tanto Minerva como María Teresa, se destacaron por su inteligencia e interés en el estudio.
Cuando Trujillo llegó al poder, su familia perdió casi toda su fortuna. Las Mirabal creían que Trujillo llevaría al país al caos y por ello entraron a formar parte de un grupo de oposición al régimen, conocido como la Agrupación política 14 de junio. Dentro de este grupo eran conocidas como Las Mariposas, se les conocía así, porque ese era el nombre con que Minerva se identificaba en las relaciones políticas.
Dos de las hermanas, Minerva y María Teresa, fueron encarceladasvejadas y torturadas en varias ocasiones, una de ellas fue en la cárcel de La Victoria. Ellas y sus esposos fueron sometidos a una cruel tortura durante el régimen de Trujillo. A pesar de estas situaciones, continuaron en su lucha por terminar con la dictadura. Después de varios encarcelamientos, Trujillo decidió terminar con las hermanas.

Trama de Trujillo, emboscada y posterior asesinato

El 18 de mayo de 1960, las hermanas Minerva y María Teresa habían sido juzgadas en Santo Domingo, al igual que sus esposos, por atentar contra la seguridad del estado dominicano. Se les declaró culpables y fueron condenadas a tres años de prisión. Inmediatamente todos comenzaron a purgar sus penas, pero ellas no durarían mucho en la cárcel.
En un gesto extraño, el 9 de agosto y por disposición expresa del generalísimo Rafael Trujillo, Minerva y María Teresa Mirabal fueron puestas en libertad. Sus maridos, sin embargo, continuaron en prisión. Estas disposiciones de Trujillo tenían doble propósito: por un lado, pretendía demostrar su "generosidad"; por el otro, les daba la libertad a aquellas personas a quien él quería seguir hostilizando. Este último era el caso de las Mirabal.
Solo habia pasado un par de semanas de la libertad, y ya existían informes sobre reuniones secretas contra el régimen encabezadas de nuevo por las Hermanas Mirabal. Esto, sumado a las presiones internacionales, entre muchas cosas, por el atentado en Venezuela contra el presidente Rómulo Betancourt
Por lo anterior, la OEA sancionó al estado dominicano con rompimiento de relaciones diplomáticas y económicas y la creciente caída de los diferentes regímenes dictatoriales en América Latina. En medio de un informe que inició de nuevo con los pasos que daban estas mujeres, rebosó la copa de la tolerancia de Trujillo quien ordenó al general Pupo Román un plan para desaparecer definitivamente a las Hermanas Mirabal.
Le recomendó usar al SIM para su ejecución. La primera medida que tomó Pupo Román fue el traslado de los presos a la cárcel de Salcedo, al parecer aparentando benevolencia, pues de este modo no tendrían que realizar largos viajes a la cárcel de La Victoria, que era donde cumplían sus penas los esposos. En verdad, esto era el inicio de la capitalización del plan para la eliminación de las hermanas Mirabal.
El General Pupo Román, cumpliendo las orientaciones del Generalísimo, dejó en manos del SIM (Servicio de Inteligencia Militar) a la sazón dirigida por el Capitán de Corbeta de la Marina de Guerra Mayor Cándido Torres Tejada, quien había sustituido al siniestro Johnny Abbes, que se encargaba en ese momento de dirigir la campaña contra la Iglesia y a la emisora Radio Caribe.
Casa donde vivieron y crecieron las hermanas Mirabal.
Pero en verdad Abbes seguía dirigiendo con sus ideas y tras bastidores al organismo opresor, para dar cumplimiento a la orden, Torres Tejada se dirigió a Santiago y le dio las instrucciones al jefe del SIM en la zona norte, el entonces Teniente Víctor Alicinio Peña Rivera y según escribe en su libro el propio Peña Rivera, este le expuso el plan de la siguiente manera:
Vengo de parte del ministro de las Fuerzas Armadas, General Román, para que dispongas el traslado a Puerto Plata de los esposos de las Hermanas Mirabal, la justificación del traslado será el descubrimiento de armas clandestinas dirigidas al movimiento que ellos encabezan, la idea es que ellos nos ayuden a determinar si las personas apresadas las pueden identificar como miembros del movimiento, una vez terminado esto les puedes decir que serán regresados a Salcedo de nuevo. Una vez trasladados les prepararás una emboscada en la carretera a las Hermanas Mirabal, deben morir y se simulará un accidente automovilístico, ese es el deseo del jefe.
Al día siguiente el cabo de la Policía Nacional Ciriaco de La Rosa llegó a los cuarteles del SIM en Santiago para cumplir con el plan, solicitó cuatro agentes y un vehículo para conformar el escuadrón de acción, Peña Rivera asignó a Alfonso Cruz ValerioEmilio Estrada MalletaNéstor Antonio Pérez Terrero, y Ramón Emilio Rojas Lora. El 18 de noviembre el escuadrón regresó sin cumplir la orden alegando que las hermanas Mirabal viajaban con niños, el 22 de noviembre regresaron de nuevo alegando las mismas causas, pero el 25 de noviembre se pudo comprobar que en esa visita no andaban con niños sino con un chofer (Rufino de la Cruz) y otra de sus hermanas (Patria), se decidió entonces ejecutar el macabro plan. Tras despedirse de sus respectivos maridos, en el patio de la fortaleza, las tres mujeres y el chofer, salieron rumbo a Ojo de Agua Salcedo donde residían.
Ya fuera de Puerto Plata, el jeep se desplazaba por la serpenteante carretera y al llegar al puente de Marapica, fueron detenidos por cuatro hombres que iban en un carro de lo denominado cepillo, el cual atravesaron en medio del puente. Las tres mujeres fueron obligadas, a punta de pistola, a subirse al asiento trasero del vehículo de sus verdugos, mientras tres de estos se montaban con el chófer en el jeep, dirigiéndose hacia La Cumbre donde estaba la casa, en la que les esperaba el capitán Peña Rivera para darles las instrucciones finales.
Casa donde vivieron las Hermanas Mirabal los últimos 10 meses de su vida.
Los dos vehículos entraron al patio de la casa. Las hermanas y el chófer fueron llevados a la fuerza por los sicarios dentro de la casa. De inmediato, Peña Rivera hizo una seña a de la Rosa para que actuaran, retirándose hacia una lejana habitación de la casa. Entró a esta y los repartió entre sus otros tres compañeros que debían ejecutar el plan, al igual que pañuelos para ahorcar a las víctimas.
Fue así entonces que durante varios minutos unos quejidos y alaridos que no pudieron escucharse fuera de la estructura de la vivienda construida de adobe y forradas de caoba fueron emitidos, y con la respiración entrecortada, los sicarios dieron por terminada su labor de exterminio.
Los cuerpos de las mujeres y el hombre ya no hacían ningún movimiento convulsivo, las apalearon hasta morir para luego introducir los cuerpos en el jeep y simular un accidente de tráfico. El sargento de la Rosa se dirigió entonces al aposento donde estaba Peña Rivera y le dijo: "Señor, misión cumplida".

Repercusiones

Trujillo creyó en el momento que había eliminado un gran problema. Sin embargo, el asesinato le trajo muchos inconvenientes y fue el principio de su desgracia. La muerte de las Mirabal causó gran repercusión en la República Dominicana. La publicidad resultante provocó que el pueblo dominicano se mostrara cada vez más proclive a apoyar a las Mirabal y sus ideales. Esta reacción contribuyó a despertar conciencia en el público, y finalmente culminó con el asesinato del dictador el 30 de mayo de 1961.

Asesinos intelectuales.

Chasis del Jeep en el que viajaban Las Hermanas Mirabal junto a Rufino de la Cruz en Ojo de Agua, Salcedo.
  • Rafael Leónidas Trujillo, Generalísimo y jefe de estado de la República Dominicana.
  • José René (Pupo) Román Fernández, Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas.
  • Cándido Torres Tejada, Jefe de Operaciones del Servicio de Inteligencia Militar en la estación central en Ciudad Trujillo.

Ejecutantes

  • Víctor Alicinio Peña Rivera
  • Ciriaco de la Rosa
  • Ramón Emilio Rojas Lora
  • Alfonso Cruz Valerio
  • Emilio Estrada Malleta, de origen cubano.
  • Néstor Antonio Pérez Terrero
  • Jose Andeliz

Juicio e impunidad

En junio de 1962, se inició el juicio en contra de los acusados y cómplices del asesinato de las hermanas Mirabal y su chófer Rufino de la Cruz.
Monumento a las hermanas Mirabal en Ojo de Agua, Salcedo.
En el banquillo de los acusados fueron sentados los autores materiales del cuádruple crimen, Ciriaco de la Rosa, Alfonso Cruz Valerio, Emilio Estrada Malleta, Ramón Emilio Rojas Lora y Néstor Antonio Pérez.
Como cómplices fueron juzgados Sandito Almonte, Cándido Torres Tejada (ausente en el juicio), jefe de Operaciones del Servicio de Inteligencia Militar en la estación Central en Ciudad Trujillo, Víctor Alicinio Peña Rivera, jefe de Operaciones del SIM en el Cibao, Silvio Antonio Gómez Santana, Viterbo Álvarez (Pechito), Pedro Peña Ortiz y David Olivero.
El magistrado doctor Osvaldo B. Soto, presidía el tribunal especial. El Procurador fiscal era el doctor Rafael Valera Benítez, mientras que la parte civil estaba representada por los doctores Héctor Sánchez Morcelo, Ramón Pina Acevedo, Francisco Carvajal Martínez, Antonio Guzmán y Miguel A. Vásquez Fernández.
El abogado de la defensa de los acusados fue el abogado de oficio Héctor Barón Goico. El tribunal condenó a los principales acusados a la pena máxima de 30 años, excepto a Ciriaco de la Rosa que de manera insólita fue condenado a solo 20 años por supuestamente colaborar con la aclaración del crimen, aunque realmente nunca las cumplieron, tiempo después y con la ayuda de grupos militares trujillistas fueron provistos de pasaportes y sacados de la República Dominicana.
Ciriaco de la Rosa reveló durante el juicio posterior al asesinato lo siguiente:
Después de apresarlas, las condujimos al sitio escogido, donde ordené a Rojas Lora que cogiera palos y se llevara a una de las muchachas. Cumplió la orden en el acto y se llevó a una de ellas, la de las trenzas largas (María Teresa). Alfonso Cruz Valerio eligió a la más alta (Minerva), yo elegí a la más bajita y gordita (Patria) y Malleta, al chófer, Rufino de La Cruz. Ordené a cada uno que se internara en un cañaveral a orillas de la carretera, separadas todas para que las víctimas no presenciaran la ejecución de cada una de ellas.
Ordené a Pérez Terrero que permaneciera en la carretera a ver si se acercaba algún vehículo o alguien que pudiera enterarse del caso. Esa es la verdad del caso. Yo no quiero engañar a la justicia ni al pueblo. Traté de evitar el desastre, pero no pude, porque de lo contrario, nos hubieran liquidado a todos
.
Estas declaraciones fueron desmentida poco después al descubrirse que el crimen ocurrió realmente en los terrenos de la casa de La Cumbre, pues Peña Rivera quería ver los cadáveres con sus propios ojos antes de ordenar tirarlos por el precipicio, pues tenía que dar un informe fidedigno a sus superiores.

Entierro

Dedé Mirabal (a la derecha) conversa en el Museo Hermanas Mirabal con el periodista mexicano Carlos Loret de Mola.
Las Mirabal están enterradas en Ojo de Agua, en las afueras de la ciudad de Salcedo, en la provincia Hermanas Mirabal en la República Dominicana. El lugar se ha convertido en un museo en su honor y está abierto al público.
También hay allí una biblioteca, librería y una tienda de recuerdos. Enterrado en el mismo lugar también están los restos de Manuel Aurelio Tavárez Justo, quien fuera esposo de Minerva.

Controversia sobre el asesinato

En febrero de 2010 fue lanzado el libro "Trujillo, mi padre: En mis memorias, Angelita" de la autoría de Angelita Trujillo, hija del dictador Rafael Leónidas Trujillo, el cual habla en unos de sus capítulos sobre las hermanas Mirabal y su asesinato.
El libro revela que José –Pupo- Román Fernández manda a matar a las Mirabal por órdenes supuestamente de Luis Amiama Tió (uno de los ejecutantes de Trujillo) y Segundo Imbert Barrera (hermano de Antonio) desligando a su padre del hecho.1​ Después de esas revelaciones del libro, las protestas en el país no se hicieron esperar y calificaron como sofisma su contenido.​

Homenajes[editar]

Mausoleo donde descansan sus restos.
  • En honor a estas valientes mujeres, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. Esto fue establecido en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe celebrado en BogotáColombiaen el año 1981.
  • En Ojo de Agua se conservan sus trajes, sus pertenencias y sus habitaciones, tal y como estaban en el momento de su muerte. La finca se ha convertido en un museo que puede ser visitado. No lejos de allí vivía la única hermana Mirabal que no fue asesinada: Dedé.
  • La escritora estadounidense de origen dominicano Julia Álvarez escribió una novela basada en las hermanas Mirabal, con el título En el tiempo de las mariposas (In the time of butterflies) que luego fue llevada al cine por Mariano Barroso.
  • Una de las Estaciones del Metro de Santo Domingo, lleva su nombre.
  • El 2 de octubre de 2007 se emitió un billete de 200 pesos alusivos a las hermanas Mirabal.
  • En honor a ellas los botánicos Francisco Jiménez Rodríguez y Liliana Katinas le dedicaron una especie de planta nueva para la ciencia, Salcedoa mirabaliarum F. Jiménez R. & L. Katinas, arbolito endémico de La Española, descubierto en las montanas de la provincia Hermanas Mirabal. Fue publicada bajo el artículo “Salcedoa gen. nov., a biogeographic Enigma in the Caribbean Mutisieae (Asteraceae)”, en la revista científica Systematic Botany (2004), 29(4): .987-1002, de la American Society of Plant Taxonomist.”


Bélgica Adela "Dedé" Mirabal Reyes
 (nacio el 1ro de marzo de 1925 – y murio el 1ro de febrero de 2014) fue la única de las hermanas que no fue asesinada. Dedé vivió en la casa donde nacieron y trabajó para preservar la memoria de sus hermanas a través del Museo Hermanas Mirabal, que también se encuentra en Salcedo. Dedé escribió su primer y único libro titulado "Vivas en su jardín", publicado el 25 de agosto de 2009. ​
Uno de sus hijos, Jaime David Fernández Mirabal es psiquiatra y fungió como vicepresidente durante el primer período de gobierno de Leonel Fernández. También Minou Tavárez Mirabal, quien es hija de Minerva. Minou es filóloga. Fue diputada de la República Dominicana por el Distrito Nacional.

Bibliografía

  • Historia de las hermanas Mirabal
  • Galería fotográfica e historia de las hermanas Mirabal
  • Narración y Trama del Asesinato
  • Imágenes Minerva, Patria y Maria Teresa
  • Aquino García, Miguel. Tres heroínas y un tirano. La historia verídica de las Hermanas Mirabal y su asesinato por Rafael Leonidas Trujillo. Santo Domingo: Editora Corripio, 1996.                                                                                                                                                                                
  •                                      AL CAER LA TARDE

  • Por Ramón Sanchez. Esta historia la escribí hace mucho tiempo y creo que de alguna manera tiene que ver con la muerte de las hermanas Mirabal. 

  • Aunque no fue por mucho tiempo, con el único de mis abuelos que pude codearme de cerca fue con el padre de mi madre, Noningo Capellán era su nombre, era un viejo setenton el algo gordo, de baja estatura y tenía una calvicie pronunciada, los pocos cabellos que tenía en la parte de atrás eran de un color como plateados. 
  •  Mi abuelo vivía en Puesto Grande un poblado en la cercanía de Moca y aunque no fue un hombre de escuela, tenia una mente inquieta, en el poco tiempo que lo traté pude darme cuenta que le sobraba inteligencia; aquel viejo tenía la facultad de narrar historias que tal vez muchos letrados no se atrevían a hacerlo. 
  •  Recuerdo que alguna vez me contó una como esta. 
  •   Es mejor que dentremos -dijo por que la tarde se esta cerrando, cuando entramos nos quedamos en la galería del ranchón donde vivía, aun no nos habíamos acomodado cuando vimos pasar a un señor algo delgado y con muchos años a cuesta, el individuo montaba un caballo cenizo, el animal se veía tan  flaco como el hombre, ese que tu ve sobre ese penco es Don Chapy señaló el abuelo apuntando con el dedo índice de su mano derecha a la figura que montaba el animal; a sus ochenta y tantos años agregó el abuelo en nada se parece al joven militar que apresó al cabecilla de los que mataron a Mon Cáceres aquel noviembre diez y nueve de mil novecientos once; a pesar que de ese acontecimiento ha pasado mucho tiempo ese Cibaeño de pura cepa sigue siendo un hombre apreciao; figúrate nomas como sus amigos los saludan; y como el le devuelve el cumplido con una amplia sonrisa. 
  • -yo pude parpar lo que decía mi abuelo, vi como aquel anciano de recia personalidad a unos les estrechaba sus manos y a otros le hacia reverencia tocándose el alón de su sombrero.
  •  También se comporta así en su hacienda de San Víctor donde vive, quien va a creer que ese hombre fue el edecán del presidente Cáceres, eso si, por estos rumbo a el  se le guarda respeto y  admiración  lo mismo que a Aminta su mujer, pero, aunque el ajusticiamiento de Mon hace ya muchos años que ocurrió, en los últimos tiempo don Chapy y su familia han tenidos que soportar numerosas dificultades, figúrate que en todos estos contornos se rumoró que Facundo uno de sus muchachos había sido apresado, el runrún decía que el gobierno acusaba al hijo de don Chapy de ser el jefe de una gran conspiración.
  • Después de estas palabras el abuelo se demoró unos minutos para luego  expresarse de este modo: como te dije, en los últimos años ese hombre y su mujer han experimentado los peores sinsabores de su vida, yo que lo conozco como las palmas de mis manos pecaría si no te cuento todo lo que les ha ocurrido.

  •  Para comenzar te diré que el nombre de Don Chapy es Ramón y se apellida Pérez, está casado con Aminta y es padre de cuatro hijos, es un hombre honrado hasta la muerte y así viejo como lo ve no deja de trabajar, pero lo que no te he dicho todavía es que Don Chapy es compadre del presidente, yo creo que fue esa la razón que cuando se supo lo del hijo, el no encontraba donde poner la cara.

  •  Pero seria mejor que te contara lo que sucedió después que apresaron al muchacho dijo el viejo. 
  •  Cuando Don Chapy salió a averiguar lo de su vástago contó el abuelo, al regreso le gritó a su mujer !Que vergüenza Aminta! Que  vergüenza!
  • Y hora que va a pensai mi compadre cuando se entere de la barbaridad que ese muchacho pretendía cometei; pero eso no es todo comparado con lo que me dijo cuando fui a la comandancia averiguai por que lo habían hecho preso, figúrate mujei que hasta el respeto me faitó, y por lo que pude averiguai, e cieito que ei andaba en malos pasos, explícate mejor dijo la mujer, por lo que me contó el saigento Liberato, nuestro hijo es uno de los cabecillas de un movimiento de revoitoso que aspiraban a dar al trate con el gobieino, y eso que es preguntó la madre con el ceño  fruncido, bueno, por lo que me contaron dijo el hombre, Facundo y una trulla de sinveigüenza dizque se estaban aimando pa’ tumbai al presidente, !al compadre Florencio inquirió Aminta con algo de ansiedad!, como lo oye mujei, como lo oye replico don chapy, Jesús María y José dijo la madre al tiempo que se santiguaba la cara. 
  • Después de reponerse, la madre del muchacho solo atinó a decir... pero carajo y a quien fue que salió ese malagradecido, pero la cosa no se queda ahí prosiguió contando el antiguo coronel. 
  • Cuando le pregunté a Facundo si los rumores eran cierto, ese mieidita se atrevió a decírmelo en mi propia cara, eso si, lo hizo como lo hacen los hombres de veidad, sin mostrar ni un ápice de mieo y lo pior fue que dijo sentirse oigulloso de sei miembro dei partidito ese, el mismo que dende hace tiempo le viene incomodando la vida a mi compadre Florencio. 
  • Chapy, después de esto hay que tener cuidado y paciencia a la vez interrumpió la madre del muchacho, ten en cuenta que nuestro hijo es muy joven, aun así como nos la vamos a arreglar pa’ que dejemos contento a mi compadre agregó.
  • Yo creo que lo mejoi e di donde el a trataile el asunto en persona sugirió el hombre, le voy a deci  que su ahijado se dejó influenciar por esa recua de pueblerino que le dio con visitai este lugai, no venga tu a apoyar esa sinvergüenzá ripostó la madre, lo que tu puedes asegurar es que el y yo vamos a conversar largo y tendio cuando saiga dijo el padre, si es que logra sali ileso del tranque en el que se halla metio agregó.
  • Después de un leve silencio Aminta agregó, dende que mi muchacho se arrejuntó con esa gente yo imaginé que ahí podía haber gato entre macuto, pero conociendo tu forma de pensar no me atreví a insinuar nada, pero carijo dijo Chapy poique no me avisaste, yo no se como tu no te diste cuenta dijo la mujer pero dende que esos mozos llegaban lo primero que hacían era recorrer con la mirada todo el vecindario como si algo ocultaran, al oír a su mujer hablar de ese modo dijo mi abuelo, a Don Ramón no le quedó mas remedio que pensar en lo que le diría a su compadre.  Mientras meditaba sentado en su mecedora el viejo se chasqueaba los dedos de las manos, lo hacia como para controlar los nervios dijo el abuelo, así paso un buen rato sin emitir palabras   a pesar de eso, el sentía como si todo a su alrededor se derrumbara, y cuando habló fue para decirle tímidamente a su mujer, ojala que a mi compadre no le de por pensar que nosotros sabíamos de ese asunto.
  • Después de prender su cachimbo mi abuelo continuó contándome la historia de este modo.
  •  Después de un rato como una sonámbula Aminta se fue a la cama, pero no pudo conciliar el sueño, a don Chapy le pasaba lo mismo, pero como sentía en sus ojos una enorme pesadez el prefirió quedarse dando vuelta en la sala del bohío, tan atormentado estaba pensando en lo que pudiera sucederle a su hijo que ni siquiera sacó tiempo para fumar.
  • Cuando vino a darse cuenta ya era de madrugada agregó el abuelo, a esa hora se propuso visitar al presidente, mordiéndose los labios caminó hasta la cocina, allí preparó café y se sirvió una taza, mientras lo bebía se dijo así mismo, a mi edad a nada debo de temeile, pero nadie mas que yo conoce a mi compadre Florencio, se que el no es hombre que recula ni se anda con pendejá;  aun así apelaré a su consideración y a la amistad que nos une.
  •  Esa misma madrugada salio Don Chapy de su casa dijo el abuelo, el sabia que cada fin de semana Florencio su compadre se trasladaba a la hacienda que tenia en Estancia Nueva. 
  • Como se que el es un hombre ocupado dijo, solo iré a tratarle el caso de su ahijado.
  •  Al ponerse la alborada de ese día ya Don Chapy rondaba los predios de la hacienda, cuando llegó encontró al presidente paseándose entre la recua de caballos que poseía, sabia que era el dijo porque su figura era inconfundible, no voy a negar que cuando ei  caminó hacia mi sentí algo de mieo, y no era por cobardía agregó.
  •  Después de abrazarnos, nos sentamos uno al frente dei otro contó Chapy al regreso, por un momento sentí como si un caloi espeso me traspasara la piei, luego de llevarle los saludos de mi mujei pasé a trataile el caso de mi hijo, dispués de escuchaime detenidamente mi compadre se paró de improviso, dio unos pasos, se detuvo al lado de uno de se hermoso ejemplares y dijo... 
  •  ! Carajo compadre! Ese muchacho nunca debió meterse en eso, después de oír sus primeros comentarios no me hice muchas ilusiones dijo Chapy, pero tampoco peidí la esperanza; pero cuando diba camino a su casa le pedía a Dios poi mi muchacho, lo hice poique dende que llegué a la hacienda de mi compadre jamás dejé de senti unos extraños escalofrió dijo. 
  •  Después de lo tratado con el compadre presidente, don Chapy se dirigió a su casa, al llegar, haciendo un esfueizo le narró a su mujer ei encuentro con mi compadre, sabia que no podía contarle todo y menos ahora que ella casi no dormía, usted sabe como son las madres, dende que el muchacho esta preso ella se pasa la noche rezando.

  • Como mi compadre no me dio ninguna esperanza dijo don Chapi decidimos esperai, en eso estábamos cuando una taide fuimos avisado que nuestro hijo se había dado a la fuga, Ju, dijo Aminta haciendo un puchero con la boca, horas mas tarde el sargento Liberato nos comunicó que el muchacho resultó mueito en un enfrentamiento, cuando me presenté a reclamai el cadáver, la situación para mi era totalmente diferente, lo primero que hicieron mis antiguos compañeros fue registraime de la cabeza a los pies, luego de algunas dificultades me entregaron el cueipo de mi hijo al tiempo que me invitaban a laigaime rápidamente del lugar.
  •  Después de enterrarlo, esperé a que pasaran los rezos de nueve los días dijo Chapy, de ahí en adelante me había propuesto vei nuevamente a mi compadre, en los primeros días por mas esfuerzo que hice no logre la ansiada entrevista, pero unos días después vino un emisario a informaime que el presidente me atendería en su casa, en la misma que un día me recibió.
  • Como la hacienda de mi compadre y la mía, no quedaban lejos una de la otra, aproveché pa llevaime a mi mujei, dispués de llegai nos hicieron esperar un buen rato, pero cuando mi compadre supo que estábamos afuera el mismo fue a nuestro encuentro, a seguida nos abrazó al tiempo que lamentaba la muerte de Facundo, jamás se refirió a el como su ahijado dijo la madre.
  • Aunque también se disculpó por los inconve-nientes causados.
  • Después de conversar un buen rato dijo Chapy, ya cuando nos despedíamos mi compadre se metió la mano en uno de su bolsillo y le pasó a Aminta un billete de a cien; por supuesto que ella se negó a aceptailo, como yo no quería hablar delante de mi mujei le dije a Aminta que esperara afuera, cuando la vi alejaise a seguida le comenté a mi compadre lo que yo pensaba dei asesinato de mi hijo, censuré lo que ei  pretendía hacer y también censuré   su fusilamiento, le dije a mi compadre cara a cara que la mueite de mi muchacho no fue mas que un vil asesinato, cuando ei escuchó mis alegatos se quedó mirándome fijamente a la cara y anunció: Compadre se recuerda usted el día que mataron Mon sentenció, claro que me acueido le respondí, y se acuerda quienes fueron su matadores, lo recueido perfecta-mente porque fui yo que hice preso ai cabecilla dei grupo, y se acuerda lo que dijo el padre del oficial fusilado cuando fue a recoger el cadáver de su hijo, como yo me di cuenta que mi compadre trataba de poneime una celada me quedé pensando antes de respondeile, y ya cuando diba a hablaile el me atajó y dijo: 
  • Cuando Don Emiliano que era el nombre del padre del oficial vio el cadáver del asesino de Mon tendido en el suelo dijo: pienso que mi muchacho no merecía esto, pero mirándolo bien mi hijo está bien muerto, aunque mal matao. ¿Usted no cree compadre que algo parecido pudo haberle pasado a su hijo dijo el presidente?, yo no quise contestaile dijo Chapy, pero poi puro instinto solo atiné a tocai la cacha de mi revoiver.
  • Cuando Don Chapi salio afuera dijo el abuelo encontró a Aminta hablando sola, con quien habla mujei le preguntó, con mi hijo dijo ella.
  •  Y que te dijo mi compadre preguntó la mujer con el rostro atormentado, nada que tú no sepas dijo su marido cuando se proponia regresar a la casa.
  • -Después de escuchar la historia que me contó el abuelo, por un rato me quedé mirando al viejo Chapy, en que piensa dijo el abuelo, en nada respondí, pero desde hoy en adelante don Ramón, o don Chapy, como quiera que se llame  será uno de mis ídolo favorito y mañana si el viene por aquí trataré de estrechar sus manos. 



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