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Abril 65... la República de los comandos: un nuevo poder

SANTO DOMINGO.-El derrocamiento de la dictadura impuesta por el Golpe de Estado de 1963 contra el Gobierno de Bosch, mediante una insurrección popular, rápidamente profundizó y desplegó el proceso iniciado con la ASAMBLEA NACIONAL que elaboró la Constitución más avanzada de la historia republicana y transformó el poder de los comandos en poder popular constituyente.
Ese Poder Constituyente marchaba en dirección a crear y articular un nuevo Estado en el que coexistirían los órganos formales de la democracia representativa restablecida y el nuevo sistema basado en la relación pueblo armado y no armado, militares constitucionalistas y comunidades organizadas desde los comandos territoriales y frentes y espacios sociales.
La invasión militar de los EEUU bloqueó el triunfo a escala nacional de la insurrección cívico-militar y ese proyecto quedó yugulado en la Capital del país y finalmente en la su parte Sur, donde se instaló el gobierno en armas y se articuló una amplia red de Comandos; área territorial denominada a partir de ese momento Zona Constitucionalista.
En la Zona Constitucionalista se estructuró un poder popular, basado en esos comandos armados de trabajadores (as), estudiantes, soldados, desempleados, intelectuales, técnicos…
Se formó un nuevo ejército, resultado de la fusión de combatientes civiles y soldados, clases y oficiales procedentes de las fuerzas armadas regulares. Concretamente ese nuevas Fuerzas Armadas fueron producto de la articulación de los comandos armados y unidades de fuerzas especiales como los Hombres Ranas de Monte Arache, de los grupos de oficiales y soldados dirigidos por los jefes constitucionalistas, y de los comandos formados por civiles procedentes de todas las zonas de la Capital y, en menor medida, de todo el país, incluyendo zonas campesinas.
ESPACIOS SECTORIALES Y TERRITORIALES.
Los exiliados haitianos, luchadores (as) anti-duvalieristas, formaron su propio comando, sellando la unidad entre los dos pueblo de la isla en lucha por una verdadera democracia.
Desde los comandos se vigilaba, se combatía, se administraba los medios de vida y el hábitat, se debatían las orientaciones y temas de actualidad, se cooperaba… pero también se ejercía una nueva democracia, una democracia de base, participativa, con riquísimos debates políticos y culturales.
Los (as) artistas se organizaron para participar en la lucha y aportar su capacidad creativa: poetas pintores, novelistas, músicos, teatristas…con despliegue de colorido, obras, canciones y espectáculos, animaban constantemente la vida de nuestro pequeño Estado, registrándose una hermosa relación de cooperación entre la red de comandos y el frente cultural constitucionalista.
Los (as) comunicadores (as) sociales se concentraron para darle vida al periódico Patria, órgano independiente, al periódico la Nación, órgano del gobierno, y a la Radio Constitucionalista, voz de todos y todas.
Las mujeres potenciaron su federación y las organizaciones de combatientes.
Los principales sindicatos organizaron sus propios comandos, destacándose el caso del sindicato portuario Poasi.
Los (as) profesionales de la salud, médicos y paramédicos organizaron con eficiencia un sistema gratuito, tomando como base todas las instalaciones públicas y privadas establecidas en el espacio geográfico de la zona constitucionalista.
La educación se centró en las conferencias, charlas y debates al interior de los comandos, organizadas por los mejores cuadros de las diferentes organizaciones.
La instrucción militar se hacía en la Academia Militar Constitucionalista; ubicada en el parque Eugenio María de Hostos, organizada ejemplarmente por el 14 de Junio.Incluia temas y debates teorico-políticos.
El suministro de alimentos era igual para todos (as) y cada comando, unidad militar o civil asumía su preparación y distribución.
Los comercios y propiedades de los empresarios que permanecieron en la zona fueron respetados y los de los que la abandonaron (sobre todo los de los grandes mayoristas) fueron controlados y sus existencias empleadas para la sobrevivencia. Igual pasó con los almacenes de Aduana.
Las casas abandonadas fueron sedes de comandos, oficinas, organizaciones y entidades del movimiento.
Los bancos quedaron bajo custodia de tropas constitucionalistas, expuestos a ser dinamitados si las tropas yanqui avanzaban hacia el corazón de la zona.
Los ingenieros, técnicos metalúrgicos, y trabajadores de la construcción organizaron los talleres de reparación de arma, de mecánica en general, de construcción de artefactos e ingeniería militar y civil, desplegando una gran capacidad innovadora. Allí se llegaron a diseñar y construir tanquetas.
PARTIDOS Y FRENTE.
Los partidos de la revolución PRD, PSD-PCD, 1J4, MPD, y el sector progresista del socialcristiano), readecuaron sus estructuras y su presencia en función del nuevo tejido social y las formas organizativas generadas por la insurrección sometida al cerco imperialista. Conservaron su independencia y su labor de reclutamiento. Una parte importante de su militancia hacía vida política en los comandos.
Todos ejercieron el derecho a la crítica y desplegaron relaciones multilaterales y bilaterales de acuerdo a las necesidades Todos confluyeron con el movimiento de militares constitucionalistas en una especie de frente político-militar, con una dirección o coordinación central en las que se hacían los consensos necesarios y se adoptaban las decisiones fundamentales.
El Gobierno Constitucionalista, su gabinete y dependencias, el Congreso Legislativo, el Ayuntamiento de la Capital y el Sistema Judicial heredado del gobierno electo en 1963, operaban como una especie superestructura o mecanismo de representación hacia el país y hacia el exterior. En ese gabinete jugó un papel estelar en materia de soberanía y dignidad nacional la Cancillería constitucionalista en cabezada por Jottin Cury, respaldado, entre otros, por el intelectual combatiente Hugo Tolentino Dipp.
Francis Caamaño era el vínculo directo entre la estructura de gobierno y el poder real, el nuevo poder, representado por la red de comandos y las fuerzas políticas y militares que gravitaban en su seno. Todo ellos confluyendo en el Comando Político o Coordinación Central del frente político conformado.
En ese espacio participamos con regularidad Francis Caamaño, el coronel Marte Hernández y Héctor Arístides, José Francisco Peña Gómez (PRD), Ramírez Conde (MPD), Juan B. Mejía y Fidelio Despradel (1J4), Rafael Martínez (socialcristiano), Asdrúbal Domínguez y Narciso Isa Conde (PSP-PCD).En algunas ocasiones por el PSP participaron Juan Doucudray y José Israel Cuello.
En realidad el proceso generó una cierta dualidad institucional, con una cierta repartición de funciones y poderes, y con un liderazgo político- militar común (el de Francis Caamaño y los líderes militares), capaz de armonizar tensiones y diferencias.

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