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Un intento de escape poco tradicional en una prisión brasileña.
El narcotraficante Clauvino da Silva, apodado ‘Baixinho’, trataba de salir de una cárcel de Bangu, al oeste de Río de Janeiro.
Aprovechó que su hija adolescente lo estaba visitando en ese momento, se puso su ropa y planeaba dejarla en su celda.Da Silva llevaba una peluca, una máscara, gafas y ropa de mujer, incluido un sostén.
Pero cuando intentó salir de las instalaciones por la puerta principal, los agentes de la prisión sospecharon y evitaron la fuga.
El recluso fue trasladado a otra prisión, mientras que su hija y otros siete visitantes fueron llevados a una comisaría bajo sospecha de ayudar a escapar a un preso.
Un intento de escape poco tradicional en una prisión brasileña.
El narcotraficante Clauvino da Silva, apodado ‘Baixinho’, trataba de salir de una cárcel de Bangu, al oeste de Río de Janeiro.
Aprovechó que su hija adolescente lo estaba visitando en ese momento, se puso su ropa y planeaba dejarla en su celda.Da Silva llevaba una peluca, una máscara, gafas y ropa de mujer, incluido un sostén.
Pero cuando intentó salir de las instalaciones por la puerta principal, los agentes de la prisión sospecharon y evitaron la fuga.
El recluso fue trasladado a otra prisión, mientras que su hija y otros siete visitantes fueron llevados a una comisaría bajo sospecha de ayudar a escapar a un preso.
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