REPÚBLICA DOMINICANA-.Mientras el turismo, al igual que todas las actividades económicas, busca sobreponerse de la estocada que le ha propinado la pandemia del COVID-19, en la provincia La Altagracia la construcción de un aeropuerto internacional en Bávaro y un aeródromo en Las Lagunas de Nisibón para impulsar ese sector, avanzan con pocos contratiempos, a pesar de que el primero es cuestionado técnica, jurídicamente y por alegada corrupción, y del segundo apenas se conoce que es un proyecto para "operaciones aeronáuticas".

El Aeropuerto Internacional de Bávaro (AIB), aprobado por el Poder Ejecutivo mediante el decreto 270-20, emitido a menos de un mes para que se termine el actual gobierno de Danilo Medina, se construirá a solo unos 30 kilómetros del Aeropuerto Internacional de Punta Cana, en unos terrenos ubicados en el paraje Tres Piezas, del sector El Salado, del municipio Salvaleón de Higüey, por el Grupo Abrisa y la empresa Aeropuerto Internacional de Bávaro AIB, S.A.S.

El Grupo Abrisa es un emporio empresarial presidido por Abraham Hazoury, que en 2002 fundó Aeropuertos Dominicanos (Aerodom) –vendida en 2008 a Advent International–, y que además tiene participación administrativa en el complejo turístico Cap Cana, la Universidad Iberoamericana (Unibe), el Instituto Nacional de Diabetes, Endocrinología y Nutrición (Inden), Sinercon (construcción), Rincon Bay y Los Establos (turísticos). Hazoury tiene, además, el 99 % de las acciones de AIB, según su Registro Mercantil.Además de alegadas violaciones jurídicas y conflictos de intereses, la cercanía con el Aeropuerto Internacional de Punta Cana, propiedad de la Corporación Aeroportuaria del Este, del Grupo Puntacana, es uno de los aspectos técnicos que se cuestionan. Esta terminal, inaugurada en 1983, es la que recibe más pasajeros en el país. Solo entre 2018-2019 recibió más de 3.4 millones de extranjeros no residentes cada año.

El pasado 22 de julio, Luis Leonardo, supervisor de servicios de navegación del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC) en Punta Cana, alertó sobre la seguridad de las operaciones y la complejidad aeronáutica de un nuevo aeropuerto en Bávaro.

Las observaciones las hizo en un correo enviado el 22 de julio a Johann Estrada Pelletier, director de Vigilancia de la Seguridad Operacional del IDAC y quien presentó el informe que sirvió de base para la no objeción del Instituto al proyecto, y a Félix Rosa Martínez, encargado del Departamento de Gestión de Tránsito Aéreo del Instituto.

Leonardo indicó que la comisión técnica que evaluó el proyecto lo considera viable y no objeta su construcción “cuando en el desarrollo de su informe explican la enorme cantidad de cambios que habrían de impactar todo el sistema aeronáutico dominicano, desde la estructura del espacio aéreo, hasta el cambio y rediseño de todos los procedimientos de salidas y llegadas, consecuencias aún sin analizar”.

En mayo pasado, el Poder Ejecutivo solicitó al IDAC un informe técnico sobre el proyecto del nuevo aeropuerto.

El informe final del IDAC sobre la solicitud de no objeción aeronáutica, del que Diario Libre tiene una copia, concluye que el Aeropuerto Internacional de Bávaro cuenta con la viabilidad y factibilidad técnica, en cuanto al ámbito de navegación aérea, pero los resultados están basados únicamente en la información suministrada por la empresa Abrisa.

El informe indica que, tomando en cuenta la orientación propuesta de la pista 10/28 del nuevo aeropuerto y que, según los documentos de Abrisa, estará ubicada en paralelo con la pista 09/27 del aeropuerto de Punta Cana, no hay problema para su construcción, según documentos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), entre otros.

Para dicha opinión técnica, también se tomaron en cuenta la ubicación de los demás aeropuertos internacionales existentes, como el de La Romana y Samaná.

Imagen que muestra el solapamiento de los arcos del Aeropuerto Internacional de Punta Cana y el proyecto del Aeropuerto Internacional de Bávaro.
Imagen que muestra el solapamiento de los arcos del Aeropuerto Internacional de Punta Cana y el proyecto del Aeropuerto Internacional de Bávaro. ( )

A pesar de cumplir con las normas, el estudio apunta que para que todos esos aeropuertos puedan operar de forma simultánea y sin que uno represente un peligro o perjuicio operacional para el otro, sería necesario realizar un rediseño completo del espacio aéreo de la mayoría de los procedimientos actualmente establecidos, específicamente con Punta Cana, por ser el más cercano.

Sobre esto ha externado su preocupación la Unión Profesional de Controladores Aéreos Dominicanos (UPCAD) en una carta dirigida el 22 de julio al director del IDAC. “La reestructuración del espacio aéreo que esto implica, el rediseño de todas las salidas y llegadas estandarizadas de los aeropuertos de La Romana y Punta Cana, el rediseño de todos los procedimientos de aproximación, todos estos cambios y otros que no hemos mencionado, requieren de una rigurosa gestión de riesgo que no ha sido realizada”, dijo el gremio.

Sus miembros solicitaron ser tomados en cuenta en la evaluación técnica para evitar poner “en riesgo la seguridad operacional de la navegación aérea”.

Letrero colocado en la cerca que delimita el terreno donde se construirá el Aeropuerto Internacional de Bávaro.
Letrero colocado en la cerca que delimita el terreno donde se construirá el Aeropuerto Internacional de Bávaro. ( )

El Aeropuerto Internacional de Bávaro (AIB) se prevé desarrollar por etapas. En la primera recibiría 2.5 millones de pasajeros anuales y en la segunda 4 millones hasta alcanzar los 8 millones de pasajeros anualmente, una cifra superior a la que recibe el cercano de Punta Cana, cuyas operaciones se han visto disminuidas por los efectos de la pandemia del COVID-19 en el turismo global.

La terminal, que se levantará en 5.8 millones de metros cuadrados, será de tres niveles y tendrá 13 plataformas para aviones. El proyecto contará con dos pistas de aterrizajes, con longitudes de 2,680 y 3,100 metros y anchos de 45 metros, respectivamente. Tendrá un campo de vuelo para aviones A380, torre de control, bomberos, depósito de combustible, servicios generales de migración, aduanas y plataformas de la terminal de pasajeros, de carga y aviación en general.

La entrada se hará por la comunidad de El Salado, próximo al vertedero Guiri Guí, donde se vierten los desechos de Verón-Punta Cana y los hoteles de la zona. Estos últimos se han quejado en reiteradas ocasiones por la humareda que vierte este depósito. Actualmente, está en proceso de construcción un relleno sanitario.

Según un documento enviado por el Grupo Abrisa a la Comisión Aeroportuaria, la terminal facilitaría el traslado de los turistas hacia los municipios de Miches (El Seibo) y Sabana de la Mar (Hato Mayor), demarcaciones con proyectos turísticos en carpeta para desarrollar en el futuro.

De acuerdo a las informaciones, la terminal tendrá un costo de US$200 millones y generará 2,000 nuevos empleos directos, 3,800 indirectos y unos 1,500 empleos inducidos.

Los terrenos donde funcionará están cerrados con alambres y palos con letreros que indican que pertenece al futuro aeropuerto. El lugar donde se levantará actualmente es de difícil acceso: por unos solares baldíos, ubicados a unos cinco kilómetros del vertedero de Guiri Guí, en Bávaro, y desde la carretera Verón-Higüey, desde la comunidad de Vallegina, en un recorrido que comprende la misma distancia.

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“El área propuesta para el aeródromo está rodeada de vertederos grandes y tradicionales de la zona, al menos tres, representando un peligro aviar a ser estudiado”, observó Leonardo al IDAC.

Destacó que el Reglamento Aeronáutico Dominicano establece la necesidad de observar datos meteorológicos por un mínimo de cinco años con ocho observaciones diarias. “Esto no se ha cumplido y es un error tomar los vientos en Punta Cana como referencia ya que es de todos sabido cómo cambian los vientos en la costa en relación a los vientos en la tierra”, dijo en su correo.

En una comunicación de la Dirección de Navegación Aérea del IDAC se precisa que a futuro serán requeridos otros análisis sobre el proyecto de igual o mayor magnitud y basados en datos reales ya certificados.