Al ocurrir, la piel se siente un poco entumecida y pareciera que no pudieras sentir nada, más allá del hormigueo.
Así, por ejemplo, cuando tu pie se "queda dormido" puede resultar un poco incómodo ponerle todo el peso de tu cuerpo.
No es algo muy doloroso, pero tampoco especialmente agradable. Sin embargo, si esperas un minutos y sacudes tu extremidad dormida, la naturaleza punzante de la sensación terminará desapareciendo.
La sensación en sí misma es denominada formalmente como "parestesia" y la relativamente inofensiva variedad descrita arriba es apropiadamente conocida como "parestesia temporal".
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