Los tres extranjeros cuyas identidades no fue posible obtener, fallecieron cuando extendían unos alambres eléctricos en medio de una finca de cacao, para llevar energía a una humilde vivienda donde residían.
Dicha tragedia sucedió justo detrás del Hospital Municipal Doctor Rafael Cantizano Arias.
Las víctimas reparaban una conexión eléctrica que había sido rota por los vientos de la tormenta Isaías, pero no se percataron que uno de los alambres “estaba pelado” y de forma inesperada recibiendo la mortal descarga.
El comunicador Aneudy Peralta precisó que la tragedia fue informada por un menor de siete años quien salió gritando de una cañada situada en medio de un cacaotal, donde yacían los cuerpos sin vida de sus parientes.
Al lugar se presentaron agentes de la Policía, además de un procurador fiscal y un médico legista, quienes tras inspeccionar la escena ordenaron el levantamiento de los cadáveres que fueron sepultados en el cementerio de Los Hidalgos.
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