SANTO DOMINGO-.Las precariedades para algunos, son obstáculos que impiden alcanzar lo que desean en la vida. Mientras que otros convierten esas adversidades en combustible para ir con más fuerza, detrás de aquellos propósitos que tienen fijados en la mente.
Edward Ramírez, oriundo de San Juan de la Maguana, es uno de los que decidió luchar por alcanzar sus sueños contra todo pronóstico.
De llevar consigo su caja de limpia botas por más de diez años, herramienta que utilizó para ganarse la vida de manera honrada para costearse una carrera profesional, hoy en día exhibe con mucho orgullo su título de licenciado en comunicación social, mención periodismo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).Al compartir su historia, Ramírez relata que viene de una familia humilde y llena de valores, donde sus padres le enseñaron a él y a sus cinco hermanos el valor del trabajo y la honestidad.
“Mi padre Marco Ramírez, fue quien me instruyó desde muy temprano a trabajar. Con él trabajaba en la agricultura en las mañanas y en la tarde iba a la escuela. Me enseñó mucha formación, a leer y escribir antes de que iniciara a estudiar formalmente”, expresó.
A la edad de 13 años, Edward Ramírez vino junto a su familia a vivir al barrio Mejoramiento Social, ubicado en Santo Domingo, Distrito Nacional. A partir de ahí, comenzó a vender agua y posteriormente a trabajar como limpia botas en la avenida 30 de marzo, para ayudar con los gastos del hogar.
Tras culminar sus estudios secundarios y dado el interés que poseía de continuar con su formación, se inscribió en el 2005 en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en la carrera de comunicación, cuyos gastos de estudios, alimentos y pasajes se pagaba con el dinero que le entraba de limpiar zapatos.
“Cuando llegué a Santo Domingo duré un mes vendiendo agua, luego comencé a limpiar zapatos. En ese tiempo recibí mucha ayuda de una señora que se llama Carmen Mena y de un frutero que se llama Michelle. Ellos me daban siempre de comer para después ir a tomar clases a la universidad”, recordó con mucha gratitud.
En el trayecto a su preparación académica a Edward Ramírez, se le presentaron algunas dificultades para continuar con sus estudios. Tras haberse desempeñado por muchos años como limpia bota, consiguió un trabajo en un restaurante, que le absorbía mucho tiempo y que le impedía dedicarse al cien por ciento a su carrera.
Luego de trabajar un año para ese negocio, fue despedido, lo que dificultó aún más seguir estudiando, porque no estaba recibiendo ingresos de ningún lado. Sin embargo, cuenta que sus hermanas Silvia y Rosalía Ramírez lo ayudaron bastante, pero debido a una situación de salud que se presentó con su padre, quien sufrió una trombosis y murió, tuvo que retirarse de la universidad.
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