La joven fue trasplantada trabajando en la institución y fue desvinculada sin motivo alguno, solo por el cambio de gobierno, según cuenta a Diario Libre.
“Fui contratada el 13 de julio del 2013 como cajera y al año me enfermé y fui trasplantada del hígado, pero aun así no me limité a mi trabajo y en pocos meses asistía, sin que mi condición de salud me lo permitiese, pero temía a perder mi empleo”, rememora la joven, que asegura nunca ha sido partidaria política.
Continúa diciendo: “Luego de este trasplante yo debo usar medicamentos costosos, hacer visitas médicas rutinarias y sin mi empleo no lo puedo hacer”.
Explica que, pese a sus recaídas, siempre ha dado lo mejor a la empresa. “Pasé unos años mal, sí, pero nunca como ser humano he querido desistir a no trabajar porque soy sola y he tocado muchas puertas en mis recaídas por la falta de recursos para medicamentos u operaciones. En mi cuerpo llevo cuatro operaciones”.
Luisa María Figaris añade que también sufrió una diabetes y que todos esos problemas de salud conllevan gastos, al tiempo que argumenta que nadie elige enfermarse.
Dice que ha tocado muchas puertas y se las han cerrado, por lo que pide a las autoridades y al presidente de la República, Luis Abinader, y a su esposa Raquel Arbaje, mediar en su caso.
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