Ante la noticia impactante de la partida abrupta y sorpresiva de esa institución nacional de la alegría y uno de los maestros del merengue Johnny Ventura. Quiero recordar una anécdota de la relación de Johnny con la gente, faceta que quizás no siempre es suficientemente destacada quiero evocar el recuerdo agradable de aquellos días en que con la juventud en la piel y el sueño en los ojos empujábamos nuestras ganas de construir futuro.
Ya han pasado varias décadas desde aquel 1985 donde un grupo de chicos de JUMER entre 17 y 22 años, con el barrio navegándole en el rostro, terriblemente inquietos, caminábamos entre el compromiso, la fe y la necesidad de hacer y de ser para los demás; recorríamos nuestras calles ausentes de pavimento, barríamos las piedras yendo de puerta en puerta repartiendo esperanzas desde nuestro grupo juvenil.
Desde allí fermentó la idea, entre muchas otras, de construir una biblioteca para el barrio Enriquillo de un Herrera lleno de carencias y para una juventud que merecía que la sonrisa de un futuro esperanzador apareciera en su horizonte.
Con nuestra pretensión bajo el brazo y la ingenuidad en el rostro decidimos tocar a las puertas del principal referente musical, del más grande merenguero del país, pues queríamos hacer con los libros una gran fiesta, no cobraríamos dinero, el costo de la entrada sería un texto. Con toda su estatura Johnny nos mira desde unos ojos que han visto muchas peticiones y sonriendo ante nuestra osadía nos dice: “Por supuesto!” Le había encantado el atrevimiento de este grupo de resueltos muchachos. Solo teníamos una dificultad: el Caballo Mayor partía de Gira para Europa por varios meses y no regresaría hasta las últimas semanas de Julio y nuestra fiesta seria el 1ro de agosto. Entre la alegría de la aceptación y las aprensiones de la fecha lejana nos pusimos a trabajar.
Faltaban unos pocos días para el 1ro de agosto cuando recibimos una llamada de Lloyd Capellán “El Chobby”, de Johnny Ventura y Asociados: “El caballo confirma su presencia”.
Johnny Ventura llegó, no solo con su orquesta, le hacía de séquito un equipo de filmación de una televisora francesa que realizaba un documental sobre su trabajo, acudió al barrio a tocar una fiesta cuyo pago seria la gratitud de la multitud de niños y jóvenes, al que los libros le cambiarían la vida, residentes en una comunidad en ese entonces en los márgenes de la ciudad.
Johnny nos mira desde unos ojos que han visto muchas peticiones y sonriendo ante nuestra osadía nos dice: “Por supuesto!”
Las calles se desbordaron, la gente brotaba desde los confines del territorio y sectores vecinos. Varios miles de libros fueron colectados suficientes para la creación de la completísima biblioteca comunitaria “Tirso de Molina” que operó ininterrumpidamente por 18 años.
Lastimosamente Johnny Ventura no asistió a su inauguración por encontrarse nuevamente de gira, pero el impacto de su generosa colaboración benefició a miles de niños y jóvenes durante casi dos décadas.
Johnny tal vez olvidó esta historia, pero por ventura eso no niega su validez. Gracias Caballo Mayor en cualquier el lugar en donde te encuentres, tu vida también impactó a la gente más allá del merengue.
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Saludos a todos