“Proponemos declarar del 30 de octubre al 7 de noviembre días no laborables en todo el territorio nacional”, dijo la viceprimera ministra rusa, Tatiana Golíkova, en una reunión del Gobierno dedicada a la crisis sanitaria.
La alta funcionaria también propuso adelantar esta medida en las regiones rusas con mayor número de contagios al sábado 23 de octubre.
El propio primer ministro, Mijaíl Mishustin, calificó esta medida restrictiva de “difícil, forzosa y necesaria”.
“El número de enfermos crece y es necesario contener el avance de esta peligrosa infección”, señaló, al indicar que se mantendrá el uso de mascarillas y distanciamiento social obligatorio en los espacios públicos.
Por su parte, la jefa sanitaria rusa, Anna Popova, constató que, pese al incremento de los contagios, las medidas adoptadas actualmente “son insuficientes”, y lamentó que hasta ahora solo 28 regiones rusas decretasen el uso de códigos QR recomendado por el Gobierno.
El ministro de Sanidad ruso, Mijaíl Murashko, informó de que en estos momentos hay 225 000 pacientes hospitalizados con coronavirus en el país y se observa una tendencia al alza del número de enfermos graves, hecho que relacionó con un insuficiente nivel de vacunación.
Por ello, Popova señaló que 63 de las 85 regiones rusas han impuesto la vacunación obligatoria para “determinadas categorías de ciudadanos”.
Las autoridades achacan el aumento de los casos no solo a la mayor agresividad de la variante delta del coronavirus y la coincidencia con la temporada de la gripe, sino también al bajo ritmo de vacunación y el incumplimiento de las medidas sanitarias.
Las cifras de contagios comenzaron a ascender en agosto y se dispararon después de las elecciones legislativas de mediados de septiembre.
Hasta el momento en todo el país han recibido la pauta completa de vacunación 47,2 millones de ciudadanos, el 32,3% de la población, insuficiente para alcanzar la inmunidad de rebaño.
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