Cuando el reloj marcó las 2:37 de la madrugada del viernes 19 de agosto, pisadas desesperadas se sentían en un extremo de la avenida José Núñez de Cáceres con Rómulo Betancourt.
Era el animador Manuel Taveras Duncan, de 45 años, que corría sin imaginar que lo peor venía.
Tuvo la oportunidad de seguir el trayecto, pero se detuvo detrás de una banca de lotería con un callejón sin salida, donde cayó para no levantarse.
Unos 97 pasos en sentido contrario a la avenida Núñez de Cáceres tuvo que recorrer para llegar al punto del fatal desenlace. Algo menos de 100 metros.
Su homicida, el vicealmirante retirado Félix Alburquerque Comprés, expresidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), tomó una ruta contraria, dicen testigos. Aceleró su carro y avanzó en sentido este-oeste por la Rómulo Betancourt. Dobló a la derecha en la calle Marginal 1 y luego tomó la Camila Henríquez Ureña para salir a la Núñez de Cáceres y encontrar a su víctima.
Al llegar al callejón no se percató de que Duncan estaba escondido detrás de la pared de la banca y fue cuando sintió sus manos que le atacaron respondiendo con un viraje y disparo preciso a "quemarropa" que le cegó la vida.
En la pared metálica trasera de la banca de lotería todavía se ve el roce de una bala que se impregnó como tatuaje.
La cámara que captó la muerte es una más de las seis existentes en la cuadra, incluyendo una del Sistema de Emergencias 9-1-1, que bien podría revelar la corrida de Duncan.
A cinco días del suceso
El negocio de comida rápida Rico Hot Dog, donde se originó la trifulca que terminó en tragedia, ha vuelto a funcionar con normalidad. La banca de juegos y el pica pollo que forman el callejón donde cayó Duncan también siguen operando.
La gente del lugar habla del caso con cierta reserva. Ya en el pequeño pasillo no hay una gota de sangre y los cinturones amarillos que decían "precaution (precaución)" fueron removidos.
Ahora, con Manuel Duncan en una tumba y Félix Alburquerque Comprés preso en espera de que se dicte medida de coerción, el caso es debatido por distintos sectores sociales y la clase jurídica sobre si se trató de un homicidio o un asesinato.
El pasado lunes, el juez de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional, Juan Francisco Rodríguez Consoró aplazó la audiencia de conocimiento de medida de coerción contra Alburquerque Comprés para el 31 de agosto y de paso se inhibió, alegando que emitió juicio de valor del caso, en un lugar privado.
La corte determinará si mantiene al juez Rodríguez Consoró o si designa un nuevo magistrado o magistrada para conocer la medida de coerción.
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