En una rara admisión de los problemas a los que se enfrenta Rusia en Ucrania, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha admitido que en las provincias ucranianas que se anexionó en septiembre la situación es "extremada mente difícil". Ante este panorama, ha ordenado a los servicios secretos de seguridad ruso (el FSB, heredero del KGB soviético) intensificar la búsqueda de un traidor.
La situación en las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, en las regiones de Jersón y Zaporiyia es extremadamente difícil", ha indicado el mandatario en un vídeo dirigido a los trabajadores de seguridad.
A finales de septiembre, en un simbólico acto en el kremlin, Putin proclamó la anexión a Rusia de las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, lo que implicó situar bajo su supuesta soberanía territorios que fueron ocupados militarmente.
Las declaraciones llegan después de que Putin visitara este lunes a su homólogo de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, con quien debatió las relaciones entre ambos países, pero guardaron silencio sobre la guerra en Ucrania, en la que Minsk podría verse implicado directamente ante las presiones de Moscú.
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