Por una o muchas Faride, con voluntad y decisión, con temple forjado por una actitud ante la vida, por un modo de enfrentar los múltiples desafíos, por una forma de encarar el desvarío de una sociedad que demanda correctivos, por un ejercicio democrático de elección que posibilite el surgimiento de su voz o de muchas voces, al unísono, martillando conciencias, diferenciándose en los cenáculos congresuales, imposible de ser comprada o compradas, por el oro corruptor, por la complacencia de quienes optaron por la vida muelle, sin asumir responsabilidades y compromisos sociales.
Por una o muchas Faride, de pie sobre el cañón de una moral y cívica que urge el rediseño de la maqueta nacional, por un esfuerzo colectivo, por un intento válido de reponer sueños y utopías en el mismo trayecto del sol, como dijo el poeta Pedro Mir, restaurando la Patria en un semillero de estrellas. Por una o muchas Faride, discutiendo proyectos, añadiendo, modificando, asumiendo su destino cameral, vigilando sus trámites, denunciando en todas las tribunas el menor asomo de perfidia, el retraso deliberado.
Por un pueblo que se levante, que enfrente el pesimismo, la pérdida de sus más caras ilusiones, que se reencuentre con la vida alta, que persista en conquistar sus metas, que procure la paz con justicia social, la paz con solidaridad. Por una nación con atributos, que se despoje de la morralla parasitaria y emprenda realizaciones, asuma prototipos distintos de construir la vida, que aísle la politiquería, que la haga indigna del oficio honrado y productivo de los líderes de naciones, por la búsqueda incesante de soluciones basadas en las organizaciones comunitarias.
Por una o muchas Faride para darle la cara al siglo 21, para dominar la tecnología, para usar las herramientas digitales y cibernéticas, y hacer del conocimiento un instrumento valedero de realización y trascendencia colectiva y no usufructo de egos miserables. Por una pluralidad liberadora, por el respeto a la diversidad, por la defensa de nuestras riquezas naturales saqueadas o mal negociadas. Por la creación de un muro moral infranqueable a la corrupción, por la negación absoluta del cohecho y del tráfico de influencias. Por la elaboración de leyes en pro de desarrollo económico y humano de la nación. Una o muchas Faride, por la defensa de los valores patrios, por la unidad familiar, por el respeto a la dignidad de la persona humana.
Por congresistas que puedan caminar con la frente en alto, a quien el Poder no pueda menguar sus convicciones, por hombres y mujeres que no tuerzan la Constitución de la República para acomodarla a sus intereses espurios o a una pretensión de permanencia, condenada por la historia. Por el trabajo ennoblecedor, por la vida austera, por el cumplimiento de mandatos éticos, por la incorporación del legislador a la comunidad que lo elige y a la cual representa. Por la renuncia oficial, pública y abierta, al “barrilito” y a toda forma indigna de recibir dinero más allá de las que les asignan los reglamentos y las disposiciones legales.
Por una o muchas Faride para tener el rostro limpio frente a la vida, para sentirnos orgullosos de nuestra historia republicana, encarnadas en ella o en ellos, las mujeres y los hombres que afrontaron el destino con reciedumbre y aprestos de trascendencia social y humana. Por el derecho a volver a tener ideales, a ver la vida desde una opción democrática, sin afectaciones, sin inconsecuencias. Por el derecho a vivir con las necesidades cubiertas al amparo de un sistema de salud fuerte y cabal, y no el esperpento que padecemos.
Por el derecho a la vida hoy amenazada en cada esquina por la delincuencia, por los pillos, por la marginalidad, por la desigualdad, por la inequidad, por la incapacidad de darle respuestas a este drama nacional. Por un sistema educativo que califique en los programas de formación de maestros, en las evaluaciones de organismos internacionales, en el aprendizaje para el desarrollo. Por la negación de la vulgaridad, contra el menoscabo y la ruindad de la lengua española, estropeada en composiciones artísticas que lastiman el honor de la mujer y la condición humana. Por salarios dignos, por pensiones justas, por una revisión general de sueldos astronómicos, que ofenden la estructura salarial de una media isla esquilmada por sus verdugos. Por unas o muchas Faride, para vivir sin ofender, con el ejemplo de su simpatía, de su cordialidad, de su generosa sonrisa, donde atrapa su inmensa energía y capacidad de amar. Por el derecho a vivir sin violencia, por el diálogo, por la palabra concertada, por la representación social en los organismos del Estado, por el rechazo a toda forma de exclusión o atropello. Por una reforma carcelaria real, efectiva.
Por el combate a toda forma de fanatismo, que conduzca a la exacerbación de los instintos primarios, por la regeneración del espíritu nacional, la validez del sentido de nación y su incorporación a los procesos de integración económica, cultural y social, sin perder, como dijo el apóstol José Martí, el tronco de las repúblicas americanas, las raíces propias y distintivas de sus nacionalidades. Una o muchas Faride, quiero yo ver en el Congreso Nacional, defendiendo el destino de la democracia y los valores de nuestro pueblo, haciendo uso de sus prerrogativas de hacedora de leyes para dignificar la función del legislador. Por ello y por mucho más, mi voto será por Faride Raful el próximo domingo, dignamente orgulloso de votar por ella.
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Saludos a todos