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Buscar comida en la basura, una nueva realidad para los venezolanos

Aunque parezca increíble en un país con la riqueza petrolera de Venezuela, el actual escenario económico es tan grave que ya ni siquiera el hecho de tener un empleo es garantía de poder comer tres veces al día. Esto se debe a que un salario de 30.000 bolívares (el equivalente a poco más de 30 dólares) por mes alcanza para muy poco. O directamente para nada.
Los mercados municipales de la nación gobernada por el régimen chavista desde febrero de 1999 ya reflejan esta dramática realidad: por hambre la gente está dispuesta a hurgar entre los desechos en busca de hortalizas y verduras. Una humillación que para algunos es la única alternativa para ingerir alimentos al menos dos veces cada 24 horas.
Restos de lechugas y frutas golpeadas rodean el piso de un puesto de hortalizas del primer mercado libre de Venezuela: Quinta Crespo. Manos desesperadas que pasaron justo cuando su dueño las desechaba se apoderaron de ellas al instante, y a pesar de no ser indigentes, cuatro personas más extendieron sus brazos para batallar por los mejores pedazos. A esta altura poco importan las reglas sanitarias mientras se consiga algo para saciar el hambre.
Una de estas personas es Adriana Henao, de 39 años y casada con José Luis Andrade, quien es diseñador gráfico y gana "apenas" 32.000 bolívares mensuales (USD 32). Ambos tienen una hija de 11 años y un hijo de nueve, en lo que representa una familia típica pero que ahora completa su plato de comida con restos que recogen del suelo del mercado.
Hacer interminables filas para adquirir productos de primera necesidad a precios regulados dejó de ser una opción desde hace meses para Adriana. Losdolores de cabeza eran insoportables, sufría de cistitis, se mareaba y además las constantes peleas que se formaban la aterrorizaban. Y cuando empezó a darse cuenta de que el dinero ya no les alcanzaba ni para comer a ella y su familia, buscó alternativas para sobrevivir sin importarle la opinión de los demás.
Una niña observa cómo un grupo de adultos busca alimentos entre la basura. (Gentileza El Nacional)
Una niña observa cómo un grupo de adultos busca alimentos entre la basura. (Gentileza El Nacional)
 
La situación se agrava
Lejos de aliviarse, el panorama se agrava cada día más y por ello aumenta el número de los recolectores. Gente de familia, amas de casa con sus hijos y señoras que viven de su pensión son algunas de las personas que comienzan a revolver la basura en busca de algo para alimentarse.
"Cada día pueden pasar a revisar esta bolsa de basura por lo menos 30personas. Pero no son indigentes, son personas con necesidad, bien vestidos y limpios", asegura un comerciante que tiene más de 20 años con su puesto de verduras en Quinta Crespo según publica el periódico El Nacional.
Esta dramática práctica empezó a multiplicarse  hace dos años, cuando unadesbocada inflación de 68,5% pulverizó el bolsillo de los venezolanos y se comenzó a evidenciar aún más el hambre en las calles. En 2015 el problema empeoró, luego de que el incremento de precios alcanzara el 180,9% según cifras oficiales del Banco Central de Venezuela.
En la última encuesta de la consultora Venebarómetro, publicada en mayo, el86% de los interrogados admitió que en la actualidad compra menos comidaque antes y 44% aseguró que su familia se alimenta menos de tres veces al día.
El hambre ahora también golpea a algunos venezolanos que tienen empleo (Gentileza El Nacional).
El hambre ahora también golpea a algunos venezolanos que tienen empleo (Gentileza El Nacional).
Sin embargo, la penosa práctica de revolver basura para alimentarse no se observa sólo en los mercados municipales, sino también en muchas calles de Caracas.
Uno de estos ejemplos es el de Los Cortijos, una estación del metro de la capital venezolana donde seis hombres establecieron una parada obligatoria para recolectar comida de los desperdicios que tira una panadería.
El grupo lleva bolsos y baldes para guardar lo que aún puede esperar para ser consumido, y el resto lo devora al instante. Revisar las bolsas les toma menos de cinco minutos, tras lo cual continúan hasta la siguiente parada.
"Buscamos en la basura para aprovechar la oportunidad de ahorrar una comida. Si vamos a un restaurante nos sale muy costoso, pero yo tengo mi familia y a ellos trato de darles una buena alimentación. Es difícil, no lo niego, pero uno hace lo que puede", afirma uno de los miembros del grupo.

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