HERENCIA DEL TIRANO.

EPO.-Por Ramón Sanchez.- Aunque ha pasado ya mas de cincuenta y cinco años del ajusticiamiento de Rafael Leonida Trujillo Molina, nuestros gobernantes aun siguen ciertos patrones implantado por el "jefe".

Nos explicamos: A diario vemos en la prensa como un hospital, una escuela o un puente que se terminó de construir hace mas de un año pero sigue sin inaugurar, todo está listos dicen los lugareños, pero aun tenemos que trasladar los enfermos a un centro de salud distante treinta o cuarenta kilómetros, en el trayecto debido al mal estado de la carretera muchos han fallecido. En el caso del puente los vehículos siguen deterioriandose y los conductores tienen que utilizar el viejo puente de madera que ya no soporta el peso ni siquiera para trasladar los víveres hasta el mercado mas cercano donde los vendemos, y en el caso de la escuela los niños no encuentran donde recibir docencia debido a que el centro educativo no a sido inaugurado por el jefe del estado.

Y uno se pregunta ¿ es que estas obras tienen que ser inaugurada obligatoria mente por el presidente? Claro que no, cualquier funcionario puede hacerlo, pero como en época pasada el mandatario no la va a permitir, tampoco el funcionario quiere caer en desgracia por ponerse de sabroso y decirle al presidente "nombre una comisión encabezada por mi para dejar inaugurado ese plantel o ese hospital. Si lo hiciera a partir de ese no he visto con buenos ojos".

Y mucha gente se pregunta ¿A que se debe esto?, A mi modo de ver la cosa, creo que es por celo político, ya que el el jefe de estado no manda a su gobernador o sindico a inaugurar un hospital o una escuela por temor a perder algunos adeptos que el tiene reservado para cuando se le ocurra reelegirse, y el funcionario sumiso como una prostituta no se atreve a insinuarle al presidente que el esta en capacidad de hacerlo, ya que si el presidente se le ocurre decir "tu esta seguro de lo que dice", el funcionario no se atreve a contestarle algo similar a lo que sucedía cuando la "Era, era, Era, ni siquiera el compadre mas cercano del Jefe se atrevía a opinar de este tipo de cosa, no lo hacia porque el tirano podía imaginar que su compadre quería echarla una vaina, razon por la que desde ese día este caía en desgracia.

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