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Mujeres dominicana que fueron marcada por la historia(Recopilación)

EPO.-SANTO DOMINGO.-María Trinidad Sánchez nació el 16 de junio de 1794, en Santo Domingo colonial, hija de Isidora Ramona y Fernando Raimundo Sánchez, perteneció al grupo de patriotas que lucharon por la Independencia Nacional. Junto a Concepción Bona, sus manos confeccionaron la primera bandera dominicana.
Al surgir el movimiento la Trinitaria dirigidos por Juan Pablo Duarte y después por su sobrino el padre de la Patria Francisco del Rosario Sánchez
Fiel seguidora del pensamiento y acción de Duarte, participó activamente en todo el proceso que culminó el 27 de febrero de 1844, como en el trabucazo en la puerta de la Misericordia momento decisivo en el que transportó pólvora en sus propia falda y elaboró muchos de los cartuchos que utilizaron Los Trinitarios esa noche y más tarde asistió al baluarte donde Francisco Del Rosario Sánchez proclamó la fundación de la República Dominicana. 
Unos de sus méritos es haber confeccionado junto a Concepción Bona nuestra primera bandera Tricolor.
Tras el triunfo de la revolución separatista, formó parte de los movimientos surgidos en el país contra los anexionistas. En su casa se reunió un grupo de conspiradores que preparaba el derrocamiento del presidente general Pedro Santana. Delatada la conspiración, fue una de las primeras personas que cayó presa. Sometida a juicio, se le condenó a la pena de muerte por su negativa a delatar en que lugar se hallaban sus compañeros.
Intentando por todos los medios legales que los defensores de la Independencia pudieran volver al país, el movimiento conspirativo entre civiles y militares tenía por plan un cambio de gobierno, dejando a Pedro Santana con plenos poderes para que éste ordenara el regreso de los patriotas, para luego derrocarlo.

Al descubrirse la insurrección, María Trinidad fue una de las primeras personas apresadas. Única conocedora del escondite de su sobrino, Francisco del Rosario Sánchez, a quien le llevaba las comunicaciones que le enviaban, jamás lo reveló. Junto a otros conjurados fue juzgada por un Consejo de Guerra que les condenó al fusilamiento. El dictamen del Tribunal dice textualmente que fueron condenados como autores instrumentales de la conspiración considerados hasta el momento. En los interrogatorios se le ofreció perdonarle la vida si denunciaba a sus compañeros de conjura, María Trinidad prefirió callar y enfrentarse al pelotón de fusilamiento antes de traicionarlos.

Los abogados que la defendieron, Juan Nepomuceno Tejera y Félix María del Monte, solicitaron a Santana que se le conmutara la pena, pero el general, luego de consultar con los más altos mandos del ejército, les contestó que habían decidido que se ejecutara la sentencia. 
Su fusilamiento tuvo lugar el 27 de febrero de 1845, exactamente un año después de la fundación de la República Dominicana. Junto con ella, fueron también fusilados su sobrino Andrés Sánchez, hermano de Francisco del Rosario, Nicolás de Barías y José del Carmen Figueroa.
Considerada la primera víctima del crimen político en la historia republicana y la más elevada expresión del liderazgo femenino en su época. Con 51 años de edad, era la mayor entre todos los patriotas que participaron en la lucha por la independencia. Por su valentía y lealtad, sus restos fueron trasladados a la capilla de los inmortales de la catedral de Santo Domingo y actualmente se encuentran en el Panteón de la Patria.
Su muerte fue producto de la fidelidad a los intereses de la soberanía dominicana.
En su Honor, una de las 31 provincias de la República Dominicana, localizada en la costa norte del país lleva su nombre. El municipio cabecera de la provincia es Nagua.
La provincia de Maria Trinidad Sánchez situada en la región norte, limita con el Océano Atlántico al norte, con la provincia Duarte al sur, con las de Espaillat y Duarte al oeste y con la de Samana y la Bahía Escosesa al este.


María Trinidad Sánchez caminó en silencio desde la Fortaleza Ozama hasta el cementerio, donde sería fusilada, y al pasar por la Puerta del Conde exclamó: “Dios mío, cúmplase en mí tu voluntad y sálvese la República”. 

Un episodio que recoge la historia acerca de esta valiente mujer es que cuando iba a ser fusilada pidió una soga para amarrarse la falda porqe cuando cayera no quería que sus enemigos les vieran las piernas


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