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Más de 300 trabajadores muertos por agotamiento en el recuento de votos de las elecciones de Indonesia

INDONESIA.-Candidatos, discursos, debates, programas, encuestas, interventores, papeletas… Quizá por ser “el menos malo de los sistemas políticos”, los ritos de la democracia pueden resultar aburridos o incómodos. También, parece, mortales. En Indonesia, donde el pasado 17 de abril se celebraron elecciones, 311 trabajadores implicados en el despliegue electoral y en el recuento de votos han fallecido por dolencias derivadas del agotamiento y otros 2.232 han caído enfermos, según datos oficiales proporcionados por la Comisión Electoral Nacional (KPU).
La comisionada de este organismo Eva Novida afirmó en declaraciones a la CNNque la mayoría de las defunciones se ha debido a problemas cardíacos vinculados al cansancio, y describió a los trabajadores como “aplicados y abnegados” hasta el punto de “descuidar su propia salud personal”. “El número de víctimas durante las elecciones ha sido una sorpresa para nosotros. En elecciones anteriores hubo algunas muertes relacionadas con el desempeño profesional, pero nunca tantas”, añadió. Estudiantes de medicina de la Universidad de Yakarta han propuesto realizar un estudio que investigue las causas exactas de este suceso, derivado de la enorme presión física y mental a la que los trabajadores están sometidos durante el periodo electoral. Según informaba hace unos días el periódico Jakarta Globe, el Gobierno ya ha acordado destinar alrededor de tres millones de euros como compensación para los familiares de las víctimas.
Varios trabajadores descansan en el suelo rodeados de material electoral, en Yakarta.
Varios trabajadores descansan en el suelo rodeados de material electoral, en Yakarta. REUTERS
Indonesia es la tercera democracia del mundo por tamaño y sus elecciones más recientes, que aunaban comicios presidenciales y legislativos, las mayores celebradas en un solo día. Las cifras resultan abrumadoras: 250.000 candidatos para 20.000 escaños, más de 192 millones de votantes que disfrutaban de un día de vacaciones para fomentar la participación y 800.000 centros electorales abiertos durante solo seis horas. La orografía también juega a la contra: 17.000 islas en un territorio que se extiende de este a oeste a lo largo de casi 5.000 kilómetros —el equivalente a la distancia en carretera de Madrid a Bagdad—.
Muchas de las poblaciones, además, solo son accesibles a pie o con pequeñas embarcaciones. Durante estos últimos días, las imágenes televisivas mostraban sacas repletas de votos transportadas por puentes colgantes, atravesando la jungla a lomos de caballos o cruzando ríos en lanchas motorizadas; todas ellas con el logo de la KPU, según Reuters. Casi un millón de militares y policías han colaborado en el proceso, aunque no tienen permitido votar para así asegurar su neutralidad. El recelo es comprensible: desde su independencia en 1945 Indonesia se rigió por una dictadura militar, encabezada primero por Sukarno y después por Suharto, y no celebró sus primeras elecciones democráticas hasta 1999.
El peso de este elefantiásico proceso electoral recae sobre las espaldas de los seis millones de personas involucradas en su organización. Todos ellos desempeñaban sus labores en jornadas maratonianas que comenzaban a primera hora de la mañana hasta altas horas de la noche y que comprendían tareas como doblar cientos de papeletas, comprobar el estado de cada una de ellas y entregar invitaciones de voto para todos los habitantes de cada población. Este trabajo se realiza a contra reloj en un procedimiento ascendente que empieza en los propios puestos electorales, donde los votos se cuentan. De allí pasan al subdistrito y después a la provincia hasta llegar finalmente a Yakarta, la capital, donde se certifican los resultados. Se espera que el anuncio oficial de los ganadores se realice el 22 de mayo.
A pesar de no haber resultados definitivos todavía (puesto que quedan dos quintos de la papeletas por recontar), las estimaciones de voto dan por hecha la victoria del actual presidente Joko Widodo, Jokowi, conocido como el Obama indonesio por su credo progresista y su —más bien lejano— parecido físico. Con el 60% de los votos escrutados, según datos del KPU, Widodo se adjudicaría el apoyo del 56% del electorado, lo que le permitiría prolongar su presidencia durante una segunda legislatura, tras su triunfo en los comicios de 2014 al frente del Partido Democrático Indonesio-Lucha (PDI Perjuadan), organización de centro-izquierda e ideología socialdemócrata.
Su oponente, Prabowo Subianto, al que le une una larga rivalidad, se llevaría, según los resultados provisionales, el 44% de los votos. Subianto, militar con un historial de acusaciones de violaciones de derechos humanos por las que tiene prohibida la entrada en Estados Unidos, lidera el Partido Movimiento Gran Indonesia (Gerindra), una fuerza nacionalista de derechas que agrupa movimientos cristianos, hinduistas y musulmanes.

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