De esta forma, unos cuatro o cinco cafés, que equivaldrían a 400 miligramos de cafeína en función de la que contenga la taza, supondrían la cantidad máxima que un adulto puede consumir de forma diaria. "A partir de esta dosis, se asocia a ansiedad y trastornos del sueño", afirma Boticaria García. En cualquier caso, organismos como la FDA señalan que pueden producirse diferentes tolerancias en función de la persona: "Hay un amplio grado de variación en lo sensibles que son las personas a los efectos de la cafeína y qué tan rápido la metabolizan".
La diferencia entre un café y una bebida energética
La cantidad de cafeína en ambos casos es similar. De todos modos, Boticaria García explica que el efecto se realiza por distintas vías. Así, en el caso de las bebidas energéticas las consecuencias de la cafeína van directas a todo lo relacionado con el corazón, como el bombeo de sangre o la frecuencia de los latidos.
El contenido el azúcar en las latas energéticas provoca que los efectos sean distintos. Una lata contiene unos 25 gramos de azúcar, la cantidad máxima recomendada por la OMS. Por otra parte, la que está presente en el café afecta únicamente a los vasos sanguíneos y a la presión arterial.
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