Con la cabeza llena de planes. Bajó del tren en que había llegado e inmediatamente puso su intelecto y sus brazos a trabajar hacia el fin que se había propuesto conseguir, dinero, mucho dinero.
Dicen que se empleó en el almacén de la familia Araujo como contable y que se dedicó a tocar en la banda de música.
Mejía hijo casó con una hija del dueño del negocio y de ahí paso a millonario, adquirió fincas, puso su propio almacén, para comprar frutos del país, también poseía una factoría de arroz y café, una fábrica de hielo y fue dueño del cine “Peravia”, que es nombre de la provincia de donde procedía Mejía.
Pero el más famoso de sus negocios fue la planta eléctrica Mejía, inaugurada el 24 de julio de 1926, año de Jubileo para San Francisco de Macorís, pues para ese tiempo se inauguraron la carretera San Francisco Rincón, San Francisco Castillo y el hospital San Vicente de Paúl.
Como la planta era de pocos megavatios los apagones eran frecuentes, por lo que muchas personas dicen que Macorís no debe quejarse de los apagones, pues eso viene de viejo.
Cuando la luz llegaba el pueblo la recibía con alegría, diciendo ¡llegó Mejía! y cuando se iba decía furibundo ¡se fue Mejía! que barbaridad ¡CARAJO!
FUENTE: Periódico El Jaya
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