La camarera parpadeó y volvió a mirar a aquel grupo de hombres cuya cuenta estaba todavía sin pagar, sin entender bien lo que estos le estaban pidiendo. Pero de nuevo, hicieron un gesto señalando al cuarto que se encontraba justo detrás.
Sus ojos recorrieron el abarrotado bar, buscando ayuda. Las campanas de alerta en su mente sonaban casi tan fuertes como el estruendo humano y el tintineo de las copas a su alrededor.
Entonces, decidió prepararse para los problemas que sabía que pronto iban a llegar…
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Saludos a todos